Una historia muy conocida por todos que, incluso, fue hecha película y ganó muchos premios, se titula “La Vida de Pi”. Narra la vida de un joven hindú llamado Piscine Patel que perdió su familia y naufragó mucho tiempo en una balsa al lado de un tigre de bengala.
Seguramente la recuerda, pues la historia, además de visual y fascinante, contiene muchas lecciones de vida. Cuando Pi, leía el manual del náufrago en su balsa, el manual cerraba con esta frase “Y por sobre todas las cosas: ¡No pierda la esperanza!” Creo que hoy por hoy, no solo en nuestra Honduras, sino que en el resto del mundo, esta indicación nos viene de maravilla.
Pues vivimos en tiempos donde nuestro ánimo, nuestra esperanza, muchas veces es atacada sin tregua, al grado de que vivimos en la época de jóvenes con mucha depresión y ansiedad, como no se había visto.
La incertidumbre del que pasará mañana. Lecciones de que en verdad pueden ocurrir cosas, pues aún recordamos el encierro de una pandemia. Sumado a la cantidad inusual de noticias, generadas por tantas réplicas de personas queriendo destacar, o buscando sus cinco minutos de fama, no les importa que vivamos comiéndonos las uñas a diario.
Si es cierto, hay que estar informados. ¿Pero hasta dónde esto puede afectar nuestro ánimo? Pablo, el apóstol de la biblia, llamaba “Prisioneros de la esperanza” a aquellos que creían sin renunciar a esperanza sobre esperanza. Y creo que es fundamental también tener algo correcto en qué ponerla.
Pues nos desilusionan constantemente políticos, personas y porqué no decirlo, familiares. Si usted tiene su negocio. O tiene un trabajo, para usted es esto: ¡Por nada pierda la esperanza! Porque también he aprendido que, en esta vida, todo pasa.
Lo bueno, lo malo, todo pasa. Así que, si tenemos un mal momento, tenga la esperanza que pasará. Y si tiene un momento gratificante, debemos tener la humildad de recordar cuando estábamos abajo, pues ese momento de gloria, también pasará.
En lo personal tengo muy claro este enfoque. Y eso me ayuda a no perder la esperanza así se vea difícil la situación. En mi caminar, he tenido bonanza, he perdido clientes, he ganado proyectos, he contratado y he perdido gente extraordinaria, pero jamás pierdo de vista que el secreto para que vuelva un buen momento, es este: Permanecer. Cuánta sabiduría hay en permanecer en algo que uno cree.
Si usted tiene hijos y le toca hacerles desayuno todos los días, llevarlos a clases, hacer tareas usted está allí, perseverando para ellos. ¡Eso tendrá recompensa! Si su empresa está atravesando un momento bajo, permanezca y persevere, le garantizo que las cosas van a cambiar. Y si usted ha estado pensando que su vida es una rutina aburrida ¡Reviéntese! Pero recuerde, por sobre todas las cosas, no pierda la esperanza.
Cuando vemos momentos de crisis, como se ha hecho cotidiano en nuestro país, perdemos la esperanza y le garantizo que eso es lo primero que quieren quienes generan esas crisis. Una persona sin esperanza es débil. Vulnerable. Floja.
Y perfectamente se puede lograr el sometimiento de su voluntad, pues al perder la esperanza uno pierde lo que es. ¡Por sobre todas las cosas no pierda la esperanza! En usted, en lo que es y en su visión de vida.
Si ha soñado con un negocio grande, permanezca. Si usted ha soñado con triunfar en un proyecto mucho más grande que usted, o con una familia de calidad ¡Permanezca! No ceda ante el desánimo: Recuerde: ¡Por sobre todo, nunca pierda la esperanza!