Escribí que hace mucho tiempo, Marte era un planeta habitado, donde existió la más grande civilización que haya conocido la Vía Láctea.
Exploraron su propio planeta y mundos lejanos y cercanos, donde enviaron los componentes básicos de la vida para que se desarrollara de acuerdo con el medio ambiente de cada planeta.
El gran avance científico les permitió detectar que su propio planeta se volvería inhabitable en un futuro lejano, pues toda su agua se terminaría evaporando y huyendo al espacio y que, a menos que pudieran revertir la tendencia climática provocada por ciclos eternos, todos perecerían en el largo plazo.
Algunas voces dijeron que lo más conveniente sería emigrar a otro planeta, la Tierra quizá. Después de muchos debates y estudios, llegaron a la conclusión de que eso sería sólo una solución temporal ya que este planeta -llamado por ellos Anunnaki- también eventualmente sufriría ese fatal cambio climático.
Otros hablaron de construir un domo sobre todo el planeta, una enorme burbuja que les mantuviera aislados y que les permitiera regular el clima. Esa propuesta fue unánimemente aceptada y se empezó a trabajar en su construcción hasta que la amenaza de un enorme asteroide demostró la vulnerabilidad del plan.
Si bien disponían de la capacidad para destruirlo antes de que causara daño, todos estuvieron de acuerdo en que esa amenaza sería permanente.
Finalmente, una propuesta que había sido rechazada tuvo que ser sometida de nuevo a consideración: ocultar toda el agua y toda la civilización bajo tierra, donde todos estarían protegidos de los peligros y cambios de la superficie.
Tiempo atrás habían detectado la existencia de un enorme océano gigantesco, así como de grandes espacios vacíos en el interior donde podrían trasladar el agua y a todos los habitantes.
Era un proyecto que tomaría alrededor de tres mil años en realizarse, un poco más del tiempo límite que tendría su civilización antes de que el agua empezara a volar al espacio.
Toda la voluntad del planeta se volcó en ese plan salvador de la civilización, a pesar de algunas voces que advirtieron que, una vez implementado, no habría regreso posible.
La vida bajo tierra, en contacto directo y cerrado con agua terminaría por convertirlos en seres acuáticos, ahí es donde la evolución los llevaría con los millones de años por venir.
Finalmente cerraron la última de las 25 mil puertas, así como los doscientos mil acueductos que llevaban el agua al interior.
Los accesos externos fueron clausurados, en la superficie quedaron apenas unos cuantos lagos menores por aquí y por allá.
Tal y como lo habían previsto algunos, mucho tiempo después un enorme asteroide hizo impacto, destruyendo hasta el último vestigio de las ciudades que alguna vez florecieron en la superficie.
Eso ocurrió hace 4.5 millones de años en Marte y su civilización, tal y como se había pronosticado, se volvió primero anfibia y luego totalmente acuática, los marcianos
olvidaron casi por completo lo que una vez fue su vida en la superficie.
Ciertos mecanismos detectores ocultos bajo tierra y que les permitirían saber si en alguna época alguien ponía sus pies en el planeta fueron dejados de lado y olvidados.
Los timbres nunca sonaron, hasta ese día.
Auto controladas y reguladas, esas “antenas” captaron el aterrizaje de las primeras sondas enviadas desde Anunnaki y, acostumbrados a pensar a muy largo plazo, supieron que en el futuro sería inevitable la colonización de la superficie.
La alarma fue general cuando se captaron comunicaciones entre las sondas y Anunnaki, dando cuenta de que el interior de su planeta era casi totalmente líquido y que esa agua, transportada a la superficie, podría servir para crear una atmósfera y convertir el planeta en habitable.
Era exactamente lo mismo que ellos hicieron, sólo que de manera inversa.
La amenaza era real, el futuro lucía amenazante.
Ellos, para los nuevos colonos, serían sólo una especie animal -peces- viviendo bajo tierra. Al descubrir su presencia sin duda los invasores pensarían que habían encontrado también una enorme fuente de alimentos que ya no tendrían que transportar desde la Tierra.
Agua y comida, el futuro de los invasores estaría garantizado a costa de su propia existencia.
El peligro debía ser detenido antes de que se convirtiera en una real amenaza.
Bajo la superficie de Marte, las más grandes inteligencias desarrolladas en el Universo empezaron a idear un plan que les salvara de lo casi inexorable, el peligro a futuro.
De nuevo tendrían el tiempo en contra, pero también a favor, tal y como había ocurrido muchos eones atrás.
Nos vemos aquí la próxima semana.