16 C
Honduras
sábado, abril 19, 2025

Viajeros interestelares

Hace más de cuarenta años las primeras naves destinadas a dejar nuestro Sistema Solar partieron de la Tierra. Mucho tiempo ha pasado, tanto que la mayoría de la población actual aún no nacía en el año de 1977, cuando despegaron las Voyager 1 y Voyager 2, en un viaje sin regreso… a donde ningún ser humano ha ido jamás.

Eso quiere decir que la mayoría de los terrícolas no tienen idea de que esos viajeros interestelares existen y tampoco de la valiosa información que, aún después de tanto tiempo (47 años) siguen enviando. Ambas naves realizaron importantes estudios de los planetas de nuestro Sistema Solar antes de abandonarlo y adentrarse en el espacio interestelar.

Para quienes lo ignoran, el Sol es una estrella igual que los miles de millones que brillan en el espacio -de ahí la palabra interstelar. Es asombroso que, después de tanto tiempo, sigan recolectando información, se estima que su vida útil terminará dentro de 6 años, en 2030, cuando las reservas de energía se agoten.

La Voyager 1 ha enviado algunos datos desconcertantes, los cuales desconozco, pero que han permitido que la NASA especule que quizá alguna civilización extraterrestre la haya encontrado y, por medio de sus mecanismos, esté tratando de establecer contacto con nosotros.

La NASA es muy cuidadosa en sus comunicados para no dar espacio a nuevas teorías de la conspiración a las que somos tan aficionados. Estoy seguro que si algún día de manera totalmente comprobable tienen algo inmediatamente lo informarán al mundo.

Digo esto, con toda seguridad ya que si eso sucede posiblemente el presupuesto de la NASA sería aumentado (durante años los científicos han rogado por más dinero sin tener mayor eco en el gobierno norteamericano).

Parte de la información que ambas naves llevan son los llamados “Discos de Oro”; una descripción de nuestra especie, ejemplo de más de cincuenta idiomas, algunas canciones y ubicación en el cosmos.

Estos discos fueron concebidos y casi totalmente diseñados por el excelente divulgador científico Carl Sagan, ya fallecido, a quien se le debe gran parte del conocimiento popular difundido en su libro Cosmos, que fue llevado a la televisión en una magnífica serie del mismo nombre, recientemente modernizada por el también excelente divulgador Neil de Grass Tyson, que no es pariente del boxeador y que le invito a ver.

Sin duda aumentará sus conocimientos sobre el cosmos y, también, sobre la vida en nuestro planeta. La increíble jornada de los Voyager hace que nuestra imaginación vuele aún más largo; se puede decir que verdaderamente somos afortunados de tener al alcance los datos que se complementan con los que constantemente recibimos provenientes de los telescopios espaciales como el fabuloso “James Webb”, que se encuentra en órbita de gran altura y tiene una capacidad de exploración de cuerpos y fenómenos espaciales a miles de años luz de distancia.

¿Qué maravillas hay por descubrir? ¿Quiénes serán los afortunados que podrán tener acceso a los conocimientos que la humanidad adquirirá por medio de los aparatos existentes y los que sin duda se construirán en el futuro? Si existe alguna razón por la cual desearía vivir eternamente sería precisa y casi únicamente por esa, por saber más del universo.

Pensemos por un momento que hace apenas poco más de cien años el hombre empezó a volar y que muy pronto puso sus pies en la Luna.

¡Qué portentos increíbles se crearán ahora que, gracias a la ayuda de las computadoras y la recién llegada inteligencia artificial el desarrollo se está tornando exponencial! ¿Se imaginan lo que habrá dentro de cien años? ¿O mil? (desde luego si no nos destruimos en una guerra estúpida).

¿Qué máquinas se diseñarán? ¿Qué descubrimientos maravillosos esperan? Y esas dos naves, cuando se termine su energía, seguirán viajando por el inmenso vacío interestelar. ¿Llegarán algún día a “tierra firme?”. Espero que sí, ojalá que sí, aunque no nos demos cuenta.

Suena hasta triste pensar en esos dos aparatos, tan lejos de su planeta natal, viajando eternamente sin ser conocidos por nadie.

Esperemos que caigan en manos de afortunados seres inteligentes que las estudiarán fascinados, serán respuesta a la pregunta que nos hacemos desde todos los tiempos: ¿estamos solos en el universo? ¿Quizá allá, en algún planeta remoto, un aficionado como yo volverá la vista al cielo y se preguntará “en cuántos de esos sistemas solares hay vida inteligente?”.

Un año luz es la distancia que viaja un rayo de luz durante un año, considerando que se mueve a 340 mil Kilómetros por segundo, son aproximadamente 9 billones de Kilómetros. Los Voyager viajan a 61.000 Kilómetros POR HORA.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: