Un nuevo despertar y un justo, expresivo o equitativo clamor, se percibe o descubre ante el reclamo del pueblo para su general beneficio, accionando los gobernantes por un dominio pleno de la vital agudeza y comprensión, dentro de una compleja manifestación del pensamiento e inteligencia, con voluntad de servicio, sin límites o discriminaciones que impiden su pleno desenvolvimiento en todos los aspectos reclamados por el alma o corazón de los diversas colectividades o comunidades, ubicadas a lo largo y ancho del territorio hondureño.
Todas las inmejorables o buenas acciones brotan de una base intelectual o psíquica y se distribuyen de forma considerable con característi.cas propias, dotadas de una verdadera sensibilidad humana y social, que, en definitiva, resulta ser el convencimiento y satisfacción provechosa o agradable del interés social y no personal de los grupos facticos o de poder, que solo se interesan por sus ajustados intereses, sin importarles la voluntad de los pueblos. En tal orden de pensamientos, la educación debe ser atendida dentro las posibles condiciones existentes, Esta solicitud preferente tiene que merecer un lugar superior, sin descuidar los otros aspectos, cualidades o talantes que también obtienen una elevada consideración oficial, administrativa o gubernamental.
En efecto, una visión de conjunto hacia la problemática nacional o incierta consecuencia o resultado, se necesitan destinar sumas considerables de dinero para realizar una superación académica o docente, que, desde luego, permitan conseguir notables beneficios para la población. Hay que tomar en cuenta que grandes realizaciones resuelven las necesidades absolutas o relativas del pueblo y consolidan el fortalecimiento de la institucionales nacionales. Es obvio, que a efecto de lograr una precisa, formal y meritoria labor educativa, tiene que existir un ensanchamiento entre la enseñanza primaria, media y superior que respondan o reconozcan un mejoramiento de la educación en general y frecuente.
Nuestra Carta Fundamental en su artículo 151 dice literalmente: “La educación es función esencial del Estado, para la conservación, fomento y difusión de la cultura, la cual deberá de proyectar sus beneficios a la sociedad, sin discriminación de ninguna naturaleza”. Esto significa que la formación de los niños, jóvenes y adultos, dirigida a la impartición o adquisición de conocimientos como también a su desarrollo intelectual, social, afectivo, moral, cívico, y otras ramas relacionadas directa o indirectamente con tales conceptos, resultan derechos y obligaciones impostergables del Estado, siendo el ejercicio democrático, funcional y participativo de los Gobiernos surgidos de la voluntad popular libremente expresada en las urnas en una indeterminada contienda deliberativa.
Tenemos que reconocer los esfuerzos del actual Gobierno en la búsqueda de las soluciones adecuadas o apropiadas en tal sentido. No se pueden soslayar las respuestas convincentes a las presentes o las potenciales insuficiencias de la nación en la valiosa alternativa de impartir el pan del saber de la manera más proporcionada, según las posibilidades existentes. Es interesante señalar el impulso demostrado por la empresa o iniciativa privada en tan encomiable labor de instrucción.
Tenemos que hacer hincapié o insistir con firmeza, en la manifiesta desatención a la enseñanza o educación técnica vocacional en Honduras, no obstante, contar con los enormes recursos naturales que tenemos y el alto índice de población existente, lo que exige de manera urgente, prestar preferente atención y mayor cuidado y esmero en este tipo de instrucción o erudición, denotando mayor consideración o miramiento en tan fundamental rubro y epígrafe, sin descuidar las otras insuficiencias.
Ante una urgente transformación política a institucional. El compromiso es ineludible, la diligencia y responsabilidad de cualquier administración publica dentro de un brillante futuro y óptimos resultados radica en las líneas de progreso, mejoramiento sustancial, venciendo los obstáculos o barreras que se presenten.