Quizás estos días, nos llenemos de consejos de como pasar las vacaciones o recargarnos.
Creo que eso es muy personal y debe partir de un genuino deseo de hacerlo.
Sin embargo, creo que nada nos ayuda a disfrutar el momento como el estar presentes. ¡Sí, estar presentes! Cuando toca estarlo.
El actor y comediante Rob Schneider compartió algo que lo ilustra muy bien y comparto algo de lo que él mencionó sobre lo que significa para él, su familia: Schneider decía:
“Estar casado con una mujer mexicana eleva tu vida. Te transforma. Te llena de amor, de familia, de algo más profundo. Es lo mejor que me ha pasado. Cuando llegué por primera vez a Monterrey, un domingo, sentí esa calidez única: los domingos son sagrados, la familia es lo primero. Y pensé: ‘yo quiero eso’.
En México, la gente es más cálida. Se abrazan, se besan, se ríen juntos. En Estados Unidos, saludas con la mano… y se siente frío. Aquí, cada encuentro es un abrazo y un beso, como diciendo «te reconozco, te siento, estás aquí». Es algo que el mundo debería aprender de los mexicanos. Mi esposa, Patricia, me enseñó eso. Me enseñó el verdadero valor de la familia.
Gracias a ella, ahora tengo una familia mesoamericana, y lo más hermoso es ver cómo nuestras hijas heredan esa mezcla de culturas, de idiomas, de amor. En casa se habla inglés y español, celebramos la rosca de reyes —aunque un día no teníamos al Niño Dios
y usamos un marañón—, y Miranda ya va a su iglesia. En medio de todo, lo que más me llena es ver que están creciendo con lo mejor de ambos mundos.”
¿Está usted presente, cuando comparte con su familia? Esa frialdad a la que el actor se
refiere, es cuando ya estamos tan cauterizados, que no podemos compartir nada, pues nada nos alegra, nada nos entusiasma, ni nos despierta asombros.
Estamos ya en la semana mayor y debemos pensar la manera en que estamos llevando este corto peregrinaje al cual llamamos vida.
Jesús mismo nos enseñó a “Ser como niños” Si queríamos entrar al reino de los cielos. Y creo que mucho de ello se refería a esa inocencia con que uno ve las cosas.
En este tiempo, abra su corazón y reflexione sobre la vida que está viviendo. Y procure en cada instante estar presente. Abrazar su gente. Decirle el porqué los admira. Muchas veces quien más nos roba el estar presentes es nuestro propio celular.
Tiempo atrás, nuestros padres nos regañaban a cada rato por pasar en el celular.
“Es de trabajo” decía uno. O bien, “Me están poniendo al día de tal cosa” mencionábamos, cuando en realidad, lo que tratan de decirnos es que la vida está pasando frente a nosotros y nos la estamos perdiendo.
Honduras es una bendición.
Nuestro país con sus montañas, rios, playas y su gente, tiene muchísimas cosas hermosas que podemos disfrutar. Pero debemos decir te reconozco… te siento ¡Estoy aquí! Para que podamos guardar en el corazón esos momentos que tanto nos ayudan cuando vienen los días de tormenta a nuestra vida.
Trate de estar presente en las pláticas. ¡Practique el arte del saber escuchar! De su opinión cuando se la pidan, pero sobre todo, contemple aquellas cosas que nos deleitan.
La naturaleza, las sonrisas y el momento que tenemos para despejar nuestras mentes. Si usted desea un momento de recogimiento espiritual ¡Hágalo! Somos mente, cuerpo y espíritu. Y cada una de desas áreas necesita recargar. Pero haga que su gente lo sienta, lo reconozca y sepa ¡Que está presente!