27.2 C
Honduras
viernes, abril 18, 2025

Semana Santa: tiempo de decisiones

En Honduras, donde la incertidumbre es rutina y el bullicio político no conoce descanso, la Semana Santa llega como una pausa que nos invita a desacelerar, a mirar hacia adentro, a reconciliarnos, si acaso por unos días, con el silencio y con lo esencial. Esta semana no es solo un paréntesis religioso, también es una metáfora del país que podríamos tener si nos detuviéramos a reflexionar.

Honduras acaba de pasar por una complicada elección primaria. Y como toda elección, dejó heridas y promesas, entusiasmos y fracturas. Pero la historia no se detiene ahí. En pocos meses tendremos elecciones generales, y es ahora, no después, cuando se comienza a definir su carácter. Por eso, esta Semana Santa también debe ser un tiempo de reflexión para quienes aspiran a conducir los destinos del país.

Que mediten no solo en cómo ganar, sino en cómo sanar. No solo en cómo movilizar estructuras, sino en cómo mover conciencias. Las campañas no deberían ser trincheras donde se destruye al adversario, sino puentes donde se construye confianza con la ciudadanía y con esta lograr las metas que le permitan al país desarrollarse. Que no lo olviden: las palabras también pueden crucificar

También es un momento propicio para quienes hoy ostentan el poder. Los pueblos no esperan perfección, pero sí merecen estabilidad. La grandeza de un gobierno no se mide solo por cómo inicia, es mucho más importante cómo termina. En tiempos de transición, gobernar bien significa preparar el terreno para que quien venga encuentre un país respirando, no asfixiado; una nación en paz, no confrontada; un pueblo con futuro, no con más deudas y resentimientos.

Esta Semana Santa, entonc es, no es solo un paréntesis litúrgico: es una oportunidad cívica. Para pensar el país desde el silencio. Para recordar que hay cosas más importantes que las encuestas y la lucha por el poder. Que la ética pesa más que la estrategia. Que un cargo no es una conquista, sino una tremenda responsabilidad.

Quizás no lo veamos en titulares, pero es en estos días de recogimiento donde también se puede sembrar el porvenir. En las conversaciones íntimas. En los replanteamientos personales. En la decisión de no repetir errores. En el anhelo sincero de dejar algo mejor de lo que encontramos, tanto en nuestras vidas profesionales como en nuestras familias.

También es momento de preguntarnos cómo estamos usando este tiempo. Porque no basta con que exista la pausa si no la habitamos con propósito. Hay quienes ven en la Semana Santa solo una oportunidad para escapar del tedio cotidiano, para buscar playa, fiesta, viajes o diversión. No está mal celebrar la vida, también se necesita, en algunos casos para beneficio de nuestra salud mental; pero si pasamos de largo este tiempo sin detenernos a ponderar, habremos perdido más que unos días: habremos perdido la oportunidad de empezar de nuevo.

La historia está llena de momentos que comienzan en el silencio. Moisés subió al monte para escuchar. Jesús se retiró al desierto antes de iniciar su camino. Incluso los pueblos, cuando se reinventan, lo hacen en el recogimiento, no en el estruendo. ¿Qué pasaría si usamos esta semana no solo para descansar el cuerpo, sino también para cuidar el alma? ¿Y si los hogares fueran templos del diálogo? ¿Y si aprovechamos la pausa para volver a conversar con quienes hemos dejado de entender? ¿Y si, en lugar de compartir solo fotos, compartimos también propósito?

Honduras necesita menos ruido y más pensamiento. No se trata de volvernos místicos ni apáticos, sino conscientes. De asumir que los países no cambian solo en las urnas, sino en la conciencia diaria de su gente. Y que toda acción, pequeña o grande, puede ser parte de la transformación o de la inercia.

Este tiempo de Semana Santa no es un lujo, sino una posibilidad. Podemos elegir dejarlo pasar como un paréntesis sin contenido, o convertirlo en el punto de partida de algo más maduro, más sereno, más humano. Antoine de Saint-Exupéry lo escribió con delicadeza inolvidable: “Eres responsable para siempre de lo que has domesticado.” Honduras es también lo que hemos criado, lo que hemos alimentado, lo que hemos permitido. Y también, ojalá, lo que estamos dispuestos a cuidar, corregir y transformar.

- Publicidad -spot_img

Más en Opinión: