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lunes, abril 21, 2025

Resiliencia y creatividad ante los “apagones” en la era digital

Nos movemos en dos mundos construidos por el ser humano, el de los inventos tangibles, como manejar un auto, viajar en un avión, andar en una bicicleta, abrir una refrigeradora para sacar algo del congelador, o cuando tenemos dinero en efectivo en nuestras manos, que lo podemos contar y hasta pedir un descuento en una tienda física. Podemos jugar con el mapamundi en forma de globo, lo podemos tocar con nuestras manos. Los alimentos todavía no han sido sustituidos por un software, ni el aire que respiramos, los árboles tampoco, pero ¿qué hay de ese mundo virtual?

Esa versión digital donde la gente puede pasar horas jugando videojuegos, utilizando la realidad virtual, o simplemente llevan un código QR a un aeropuerto en vez de un boleto impreso. Todavía estamos en un mundo en transición a lo digital. En este momento que escribo, no uso una máquina de escribir como hace más de 30 años, sino un ordenador que utiliza un sistema Windows.

Un juego de ajedrez se puede realizar en la computadora, contra personas reales o contra la misma computadora. Revisar el idioma y hacer correcciones nunca fue tan fácil, el experto es una aplicación de inteligencia artificial. Pagar el Internet es parte del presupuesto de la mayoría de las personas, o buscan conectarse de manera gratuita como ocurre en algunas ciudades que son “Smart cities”, porque la mayoría de las cosas funcionan con acceso a la red de redes.

Hacer una reservación de un taxi, pedir comida por WhatsApp usando un chatbot, pedir direcciones por Google Maps o Waze, eso parte de la nueva normalidad. Billeteras electrónicas, monedas virtuales, algoritmos que saben tu gusto musical por Spotify, ese es el futuro y presente. Convertir lo “físico” a una programación o aplicación, usar la realidad aumentada para enseñar una clase, la teledocencia, todo es posible gracias a la gran creación de la Internet.

En países como Honduras, no faltan teléfonos móviles, hay más que personas, están más conectados que nunca. Lo que falta es la electricidad, importante detalle ¿verdad? Como país en desarrollo con altos índices de corrupción por muchas décadas no se ha invertido en un sistema eléctrico que permita abastecer a la población, que ahora supera más de 10 millones. El punto es que los avances tecnológicos que se han dado en el siglo 21 dependen de la Internet, porque la mayoría de los países bien administrados y organizados ya brindan el suministro eléctrico de calidad, ya superaron ese problema, obviamente estamos atrasados.

Hace un par de días estaba de invitada en una clase virtual sobre liderazgo y mientras participaba se fue la electricidad, un apagón que duró como cinco horas, me quedé sin acceso a usar la Internet, estaba literalmente desconectada, pero me funcionaba con batería el internet inalámbrico de mi celular, porque el wifi de la casa no funcionaba, no tengo una planta eléctrica portátil, ni tampoco paneles de energía solar todavía.

Ahí estaba, como una soldada que va a la guerra, sin aire acondicionado, pero con un ventilador que funciona sin electricidad por cuatro horas, un recargable, muy buen invento.  Así también estaban algunos estudiantes, como buenos soldados con sus celulares. Son cortes sin aviso previo ni planificación, solo porque el sistema colapsa. En Honduras, vivimos así, “al chilazo”, sin aviso cortan la electricidad o dicen una hora y la quitan a otra.

Mientras tanto, mientras sudaba y respiraba el humo producto de las quemas de los bosques, la zafra, el polvo del Sahara, con una temperatura de 40 grados más o menos, a pesar de mi súper ventilador recargable y el agua que tomaba, pensaba en el  recibo de electricidad que siempre sale altísimo, porque con el argumento de que subsidian a los “más pobres”, les cargan a otros esos costos, más los que hurtan o tienen instalaciones clandestinas están felices,  pero en medio de todo esto recurría a mi mente un pensamiento: resiliencia.

Los sampedranos somos resilientes, no es un concepto, es una forma de vida, nuestra creatividad no tiene límite, a pesar de vivir en un país donde se convive todavía con el feudalismo, en medio de un capitalismo incipiente y un socialismo de propaganda.

Pero, bien, volviendo a los avances tecnológicos, con este toque de realidad hondureña, el ChatGPT es uno de los inventos que más me sorprenden, por tener cada vez más capacidades e integrarse más a la cultura humana. Ahora el ChatGPT 4 en su estado de prueba puede analizar fotografías, imágenes. Hice la prueba, coloqué una fotografía personal, pero me dijo “no puedo reconocer a estas personas”, pero cuando le pregunté acerca de si transmitían felicidad o no, lo hizo muy bien, “se ven felices”, “sonríen”, pero fue honesto y admitió “no logró identificar con nombre a las personas”, pero luego coloqué una fotografía institucional con el logo de la universidad, ¡y de inmediato empezó a analizar la fotografía… “amazing”!

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