El tema de las relaciones diplomáticas y la amistad entre gobiernos y tiranías de izquierda en otros países es un asunto complejo que ha generado una amplia gama de opiniones y emociones en los pueblos afectados y en la comunidad internacional en general. Es importante definir qué se entiende por «tiranía de izquierda». En términos generales, se refiere a gobiernos que se identifican con la ideología de izquierda o socialista, pero que han adoptado políticas autoritarias, restringiendo las libertades civiles y políticas, y a menudo suprimiendo la oposición política. Sin embargo, es importante recordar que la percepción de una tiranía puede variar significativamente según la perspectiva ideológica de quien lo evalúe.
Cuando un gobierno establece relaciones amistosas con tiranías de izquierda en otros países, esto puede generar miedo y frustración en los pueblos por varias razones, de hecho, estas tiranías son una amenaza para los valores democráticos y los derechos humanos. Los regímenes autoritarios suelen restringir la libertad de prensa, limitar la libertad de expresión y reprimir a la oposición política, ahí está el ejemplo de Nicaragua con el matrimonio Ortega. Esto puede ser alarmante para quienes valoran la democracia y los derechos fundamentales, ya que ven que su propio gobierno está asociándose con regímenes que actúan en contra de estos principios.
La amistad con tiranías de izquierda es una traición a los aliados democráticos. Los países que se consideran defensores de la democracia y los derechos humanos a menudo se asocian con otras naciones que comparten estos valores. Cuando un gobierno cambia su enfoque y se acerca a regímenes autoritarios, puede erosionar la confianza y la cooperación con sus aliados democráticos tradicionales. Esto puede generar frustración en la población, que ve a su país distanciándose de principios que consideran fundamentales.
Otra fuente de preocupación es la influencia ideológica, puede dar lugar a la propagación de ideologías autoritarias y anti-democráticas en el país que establece estas relaciones. La propaganda y la narrativa del gobierno pueden cambiar para alinearse más con la ideología de la tiranía, lo que puede tener un impacto negativo en la percepción pública y en el sistema político en sí.
Por otro lado, quienes defienden esas “amistades” argumentan que estas relaciones pueden ser “beneficiosas” en términos de política exterior. Sostienen que el diálogo y la cooperación con regímenes autoritarios pueden “ayudar” a abordar cuestiones globales como el cambio climático, el comercio internacional y la seguridad regional. Además, argumentan que la diplomacia y el compromiso pueden ser más efectivos que el aislamiento en la promoción de los derechos humanos y la democratización.
Por eso el anacronismo de las mismas cantaletas del pasado, como el famoso “bloqueo a Cuba”, lo cual no es verdad. Se trata de un embargo comercial solo con los Estados Unidos, la prueba es sencilla de ver: Cuba hace negocios con todos los demás países del mundo que desee y así lo hace en efecto, incluso desde hace ya muchos años tiene relaciones diplomáticas con Honduras y Estados Unidos jamás se mete en esos asuntos soberanos de cada país. Esa reunión de la señora de Zelaya con Nicolás Maduro no deja de ser un asunto ofensivo para las nuevas generaciones y una olímpica burla para todo aquel que aspira a realizar sus sueños de prosperidad en paz y libertad.