El futbolista belga Radja Nainggolan, conocido por su paso por equipos como el Inter de Milán y su participación en el Mundial de Rusia 2018, enfrenta un grave escándalo judicial tras admitir su vinculación indirecta con una red de tráfico de drogas.
El mediocampista de 36 años, que inicialmente negó cualquier relación con actividades ilícitas, reconoció haber solicitado un préstamo de 100.000 euros a Nasr-Eddine Sekkaki, un individuo con antecedentes penales, para saldar deudas generadas por apuestas y problemas financieros derivados de su proceso de divorcio.
Según informó el periódico Heet Laatste Nieuws, la confesión de Nainggolan llegó después de que sus cuentas bancarias fueran congeladas, situación que lo llevó a buscar ayuda financiera.
Aunque en un primer momento intentó justificar el dinero recibido asegurando que actuaba en favor de otros, luego admitió: «No eran ellos quienes necesitaban dinero, era yo», complicando aún más su posición ante la justicia.
El fiscal Julien Moinil confirmó que la investigación sigue en curso y se centra en una red organizada que importaba cocaína desde América del Sur a través del puerto de Amberes.
En este contexto, hacia finales de enero, la policía federal llevó a cabo aproximadamente 30 allanamientos en las ciudades de Amberes y Bruselas para intentar desmantelar la operación criminal.
A pesar de su situación legal, Nainggolan continuó su carrera deportiva. Apenas dos días después de firmar con el Lokeren-Temse, de la tercera división belga, debutó con un gol olímpico en el empate frente al Lierse Kempenzonen.
Desde su llegada, ha disputado 13 partidos y marcado tres goles, aunque su rendimiento en el campo se ha visto ensombrecido por su vínculo con el caso judicial.
El escándalo también vuelve a poner en la mira al puerto de Amberes, considerado uno de los principales puntos de entrada de drogas en Europa.
Fiscalía
De acuerdo con el fiscal Moinil, la red utilizaba esta vía para distribuir sustancias ilegales en todo el territorio belga, aumentando la presión sobre las autoridades para reforzar los controles portuarios.
Nainggolan, quien pasó una noche en el calabozo tras su detención en enero, relató que fue tratado «como si hubieran detenido a Pablo Escobar».
Aseguró que durante los interrogatorios los agentes no le preguntaron directamente por tráfico de drogas, sino sobre su relación con Sekkaki. Ahora, con su nueva confesión, el ex mundialista enfrenta un panorama judicial incierto que podría tener consecuencias más serias.