El fallecimiento de un papa es un evento de gran trascendencia para la Iglesia católica y el mundo. Si el papa Francisco muriera, se activaría un protocolo meticuloso que regula la sucesión papal, basado en siglos de tradición y normativas establecidas en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996.
Primeras horas tras el fallecimiento
Cuando un papa muere, el cardenal camarlengo, actualmente el cardenal Kevin Farrell, es el encargado de confirmar oficialmente su fallecimiento.
Tradicionalmente, esto se hacía golpeando suavemente su frente con un martillo de plata mientras se le llamaba por su nombre de pila. Hoy en día, este acto ha sido sustituido por procedimientos médicos modernos.
Una vez confirmado el deceso, el camarlengo sella los aposentos papales y notifica oficialmente a los cardenales, la Curia romana y los fieles.
Además, se suspende toda actividad en la Santa Sede hasta el nombramiento de un nuevo papa.
El período de sede vacante
Con la muerte del pontífice, comienza el período de sede vacante, durante el cual la Iglesia católica se encuentra sin un líder supremo.
En este tiempo, el gobierno de la Iglesia recae en el Colegio Cardenalicio, pero con poderes limitados.
No se pueden tomar decisiones que impliquen cambios en la doctrina o en la administración permanente de la Iglesia.
Los funerales y el luto
El cuerpo del papa es expuesto en la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan rendirle homenaje.
Posteriormente, se lleva a cabo el funeral, al cual asisten jefes de Estado, líderes religiosos y miles de fieles.
Según la tradición, el papa es enterrado en las grutas vaticanas, aunque puede haber excepciones según su última voluntad.
El cónclave y la elección del nuevo papa
Entre 15 y 20 días después del fallecimiento, los cardenales electores (menores de 80 años) se reúnen en la Capilla Sixtina para iniciar el cónclave.
En este proceso secreto, se llevan a cabo votaciones diarias hasta que un candidato obtiene al menos dos tercios de los votos.
Cada votación se anuncia con humo que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina: el humo negro indica que no se ha elegido papa, mientras que el humo blanco señala que hay un nuevo pontífice.
Una vez elegido, el nuevo papa acepta el cargo y el cardenal protodiácono anuncia al mundo su nombre con la famosa frase Habemus Papam.
Impacto global
La muerte de un papa genera reacciones en todo el mundo, desde el ámbito religioso hasta el político y social.
Francisco, con su estilo reformador y cercano a los fieles, ha dejado una huella importante en la Iglesia y su sucesor tendrá el desafío de continuar o redefinir su legado.
En conclusión, el fallecimiento de un papa es un evento cuidadosamente regulado por el protocolo vaticano, garantizando una transición ordenada que preserve la continuidad de la Iglesia católica y su liderazgo espiritual.
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