En medio de una creciente tensión internacional, Rusia anunció el uso de su misil balístico hipersónico Oreshnik en un reciente ataque contra una instalación militar en Ucrania.
Este proyectil, según las autoridades rusas, representa una nueva generación de armamento diseñado para superar cualquier sistema de defensa aérea conocido.
Características del Oreshnik
El Oreshnik es un misil balístico de medio alcance equipado con tecnología hipersónica, capaz de alcanzar velocidades de hasta Mach 10, lo que equivale a recorrer entre 2,5 y 3 kilómetros por segundo.
Según el presidente ruso Vladimir Putin, esta velocidad extrema lo hace “imposible de interceptar” con los sistemas antiaéreos actuales.
En el ataque reciente, el misil fue desplegado en una configuración no nuclear, aunque su diseño podría adaptarse para transportar cargas nucleares en el futuro.
En esta ocasión, el objetivo fue una instalación del complejo militar-industrial de Ucrania, como parte de lo que Moscú denominó una «prueba exitosa en condiciones de combate».

Un mensaje político y militar
El uso del Oreshnik no solo tiene implicaciones militares, sino que también envía un mensaje político a Occidente.
Putin señaló que este ataque se basa en una respuesta al uso de misiles de largo alcance estadounidenses y británicos por parte de Ucrania.
Los cuales, según el Kremlin, habrían sido utilizados para atacar regiones fronterizas rusas.
Con el despliegue de esta tecnología, Rusia busca demostrar su capacidad para mantener una ventaja estratégica en el campo de batalla.
Incluso ante el apoyo armamentístico de las potencias occidentales a Ucrania.
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Implicaciones internacionales
El lanzamiento del Oreshnik eleva las tensiones en el conflicto, que según el propio Putin, ha adquirido elementos de un «conflicto global».
Además, su uso pone de manifiesto el desarrollo de armas hipersónicas como una tendencia clave en la carrera armamentista mundial.
Expertos advierten que estas armas no solo complican la defensa de los objetivos atacados, sino que también aceleran el ritmo de los conflictos, aumentando el riesgo de errores catastróficos en situaciones de alta tensión.