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jueves, abril 10, 2025

¿Por qué no recordamos los primeros años de vida? La ciencia tiene la respuesta

Es un fenómeno universal: casi nadie tiene recuerdos de los primeros años de vida. A pesar de que los bebés son capaces de aprender y desarrollar habilidades desde el nacimiento, la mayoría de las personas no puede recordar eventos ocurridos antes de los tres o cuatro años de edad.

Este enigma ha sido estudiado por la neurociencia y la psicología, dando lugar a lo que se conoce como «amnesia infantil«.

Uno de los principales factores detrás de la amnesia infantil es el desarrollo del hipocampo, una estructura cerebral fundamental para la formación de recuerdos a largo plazo.

En los primeros años de vida, el hipocampo aún está en proceso de maduración, lo que limita la capacidad del cerebro para consolidar y almacenar recuerdos de manera estable.

Otro elemento clave es la neurogénesis, el proceso mediante el cual se generan nuevas neuronas.

EXPLICACIÓN

Durante la infancia temprana, la neurogénesis en el hipocampo ocurre a un ritmo muy alto, lo que, paradójicamente, interfiere con la retención de recuerdos.

Investigaciones han demostrado que un alto nivel de neurogénesis puede provocar la reestructuración de circuitos neuronales, lo que dificulta la conservación de la información adquirida en esa etapa.

Además, el lenguaje juega un papel crucial en la formación de la memoria. Durante los primeros años, los bebés aún no han desarrollado completamente el lenguaje, lo que limita su capacidad para organizar y etiquetar los recuerdos.

A medida que adquirimos el lenguaje, empezamos a estructurar mejor nuestras experiencias y, con ello, a recordar eventos de manera más clara.

La amnesia infantil también está relacionada con el desarrollo del sentido del yo. En los primeros años de vida, los bebés aún no tienen una comprensión clara de su identidad individual, lo que dificulta la creación de recuerdos autobiográficos.

A medida que crecemos y desarrollamos una noción más clara de nosotros mismos, la capacidad de recordar experiencias pasadas se fortalece.

OTROS FACTORES

Otro factor es la forma en que los recuerdos se almacenan. En la infancia temprana, la mayoría de los recuerdos son implícitos, es decir, se almacenan sin necesidad de una conciencia explícita de los eventos.

Estos recuerdos están relacionados con habilidades motoras y emociones, pero no con narrativas detalladas de lo sucedido.

Si bien no podemos recordar nuestra vida como bebés, los estudios sugieren que esas experiencias tempranas tienen un impacto significativo en nuestro desarrollo emocional y cognitivo.

Las interacciones con los cuidadores, las primeras emociones y el aprendizaje temprano sientan las bases para nuestra personalidad y habilidades futuras.

En definitiva, la amnesia infantil es el resultado de un cerebro en pleno desarrollo, en el que la maduración del hipocampo, la neurogénesis y la adquisición del lenguaje influyen en la capacidad de recordar.

Aunque no podamos acceder a esos primeros recuerdos, su impacto en nuestra vida es innegable.

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