Escuchar audios en WhatsApp a velocidades de 1.5x o 2x, así como consumir contenido de manera acelerada en Netflix, YouTube, TikTok, entre otras aplicaciones, es potencialmente riesgoso para la salud del cerebro, ya que podría afectar la memoria a corto plazo y la forma en que se interpreta el mensaje que se transmite.
En este trabajo acelerado, el cerebro intenta adaptarse a la velocidad del mensaje, ajustando su capacidad para recibir y entender el contenido.
La corteza prefrontal, que juega un papel clave en la toma de decisiones y el procesamiento de información compleja, entra en acción para ayudar en esta adaptación.
De hecho, este esfuerzo puede ser positivo en ciertos aspectos, ya que potencia esta área del cerebro, que se encarga de organizar y gestionar las tareas cognitivas.
Sin embargo, dicho cambio en la manera de recibir el mensaje tiene efectos sobre cómo procesamos el lenguaje.
Según el neurólogo Diego Redolar, en lugar de enfocarnos en los detalles específicos y analizar cada parte del mensaje, el cerebro prioriza una comprensión global del contenido, basándose en el contexto general.
Esto permite captar lo esencial de la información, pero a costa de perder detalles importantes.
El cerebro se acostumbra a recibir la información rápidamente, lo que podría afectar nuestra capacidad de concentrarnos durante períodos más largos y analizar contenidos de manera detallada y reflexiva.