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lunes, abril 21, 2025

Pollo de a 7

Hoy al regresar de la chamba, viniendo de la parada, aproveché para pasar por la pulpe de Pin, conocido él por ser pulpero de oficio y politólogo de corazón. Al llegar, al hacer mis compras, pues, me encontré con el señor en cuestión, apoyado en su mostrador liderando la tertulia con algunos vecinos por el tema cándido de la semana. ¿Y qué piensa usted?, me dijo a mansalva, ¿de qué?, le pregunté ignorante del tema, pero sabiendo que venía una plática tórrida y salvaje, casi como los aguaceros de estos lares.

Pues, que se aprobó una ley para unirse a un movimiento económico que se había votado que no, y que ahora, de remate, van a tener permiso de escucharles las papadas a uno, eso mero me dijo. Pues, le contesté yo algo ingenuo, ¿escucharme a mí?, solo que les interese escuchar a los ‘cobras’, amenazándome con que les pague en la fecha que ellos dicen, no cuando puedo o tal vez ofreciéndome un extra financiamiento, para que me enjarane más, le dije riéndome; usted compa, me dijo Pin, no es más papo porque no estudió, ¿no ve que se pierde la secretividad? Eso es lo peor, ¡dar permiso a que le revisen los calzones a uno! Dijo algo mosqueado.

Y de lo que salió en La Gaceta, lo que aprobaron, aunque se dijo que no, pues, le dije yo, tan conocedor del tema como de motores nucleares, creo yo. Mi compa del trabajo dice que eso es para mejorar la economía del país, ¿no le digo?, me contestó él, si a usted como que le dan atol todos los días… eso, papa, ¡es puro pollo de a siete! Yo debí haber hecho alguna cara que hasta se apiadó de mí y me explicó con sonrisa gatuna, pollo de a siete es la nueva adquisición de catrachismos, pues, es cuando a uno le dicen una pajarita descarada con la esperanza que uno la crea, pero es tan obvio que es casaca, que más bien da risa y no cólera, que quieran verle la cara a uno o tal vez creen que somos un hato de babosos… capaz.

Eso que le dijo su compa y ellos, es un pollo de a siete, eso es porque tienen otros intereses creo yo y no es que mejoremos usted o yo, más bien saldar cuentas, me parece a mí y eso que se vio la urgencia de aprobarlo, que, dicho de manera cortés, obviaron la votación de los padres de la patria y, si se quiere, lo que el pueblo decidió, pero ya ve, me dijo riendo, vivimos tiempos interesantes.

Pues, le dije algo apurado, mejor me voy, ya es noche y la doña se preocupa por los tiempos que vivimos precisamente, le dije. Bueno, me dijo, envolviéndome unas semitas que pedí para el desayuno, que le vaya bien compa y rece para que Dios le ilumine esa mollera, ¡no vaya a ser que empiece a creer usted también que en Hibueras hay pollo de a siete aún!

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