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lunes, abril 21, 2025

Periodistas en la política: ¿Ético?

El 25 de mayo, celebramos el Día del Periodista, una fecha que nos invita reflexionar y hacernos un análisis introspectivo sobre el papel que juegan los periodistas en la construcción de las sociedades democráticas, a continuación, reproduzco esta opinión tomada de un blog que escribí el 19 de julio, 2008 (antes del golpe de Estado), solo hice una modificación a un párrafo para volverlo a compartir por este medio, ya que el tema continúa vigente.

El deseo de un periodista de incursionar en la política y aspirar a un cargo de elección popular es muy cuestionable, pero ¿por qué no sucede lo mismo con la clase médica o ingeniera, la abogacía o cualquier otra profesión?

En el caso de Honduras, no existe ningún obstáculo legal para que alguien que se dedica a la comunicación social realice ambas actividades. Hay casos de periodistas que aparecen en la precandidatura a Presidencia de la República, diputados y diputadas, alcaldías; hay quienes ya fungen en estos cargos y realizan ambas funciones.

El ser humano está lleno de aspiraciones, ideales e ideologías, sueños, deseos que difícilmente pueden desprenderse cuando están muy arraigados, esto incluye también a periodistas, que tienen militancia política, la cual no surge de un día para otro, ésta se gesta con el tiempo. En ese punto es cuando la transparencia de quienes hacen comunicación se pone en duda, cuando miramos hacia atrás, en el tiempo que escuchamos, vimos, leímos determinadas personas y quizás creímos que cumplían con lo que la academia nos enseña: la imparcialidad y la objetividad, para no perder la credibilidad ante la opinión pública.

Surge la inquietud de que si realmente estos espacios informativos estuvieron o están sesgados por el interés personal. Si los medios de comunicación deben ser más cuidadosos con sus códigos de ética (si es que cuentan con uno) para evitar suspicacias y garantizar que la información no se convierta en una mercancía o se preste a juegos políticos.

Formar parte de la clase política en Honduras, así como en otros países de Latinoamérica, es sinónimo de corrupción, lo cual pone en gran riesgo al sistema democrático, que con sus imperfecciones resulta mejor que el autoritarismo o los gobiernos golpistas, que toman por la fuerza el poder. La democracia para que sea sostenible demanda de líderes honestos que incursionen y busquen dirigir en procura del bien común, eliminando las élites o grupos de poder que controlan para satisfacer sus intereses mezquinos y así garantizar el futuro de su descendencia, atropellando a quien sea que no esté dentro de sus círculos.

El periodismo y el medio de información deben asegurar el balance informativo mediante la presentación de las dos caras de la noticia, este un derecho que tiene la audiencia, es lo que permite volver a las raíces del periodismo honesto y digno.

De que si es ético que quienes hacen periodismo en el ejercicio de su profesión utilicen los medios de comunicación para lograr sus propios intereses en detrimento del bienestar común, la respuesta es un rotundo no. ¿Que si es legítimo aspirar a un cargo popular para dejar de ser informantes y convertirse en agentes de cambio para favorecer a las mayorías marginadas? Es un sólido sí. ¿Que si es difícil luchar con los conflictos de intereses y salir victoriosos, o mejor dicho que el público salga con información veraz? Es un gran desafío y casi podríamos asegurar que es imposible lograr el balance.

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