San Pedro Sula, Honduras. – En el marco de las celebraciones del Viernes Santo, el obispo de la Diócesis de San Pedro Sula, monseñor Miguel Lenihan, hizo un llamado directo a la presidenta de la República, Xiomara Castro, para que en los meses que le restan de mandato, entregue lo mejor de sí al servicio del pueblo hondureño.
Durante la tradicional procesión del Vía Crucis, Lenihan brindó declaraciones al noticiero Hoy Mismo de TSi, en las que instó a la mandataria a redoblar esfuerzos en favor del bienestar nacional.
“Faltan pocos meses para que termine su mandato y esperamos que se muestre como persona que ama a este pueblo, que se entregue por este pueblo y que dé lo mejor por este pueblo”, expresó el obispo.
El líder religioso aprovechó la solemnidad de la jornada, en la que se conmemora la Pasión del Señor, para reflexionar sobre el sufrimiento del país y la responsabilidad de quienes lo dirigen.
“Honduras también vive su calvario”
Lenihan comparó el calvario de Jesús con el difícil panorama que enfrenta actualmente Honduras, marcado por injusticias, pobreza, enfermedades y falta de oportunidades.
“Así como Jesús vivió el calvario, Honduras enfrenta un calvario de sufrimiento, de injusticia, de enfermedad y tantas cosas que agobian al pueblo”, manifestó.
Aun así, alentó a los ciudadanos a no perder la fe y a continuar orando, tanto por las autoridades actuales como por los aspirantes que participarán en las elecciones generales de noviembre.
“Ellos deben escuchar a su pueblo, deben hacer lo que está en su poder para servir, para que Honduras sea un país hermoso, donde haya trabajo, seguridad y más dignidad para todos”, añadió.
Masiva participación en procesiones
Miles de hondureños participaron este Viernes Santo en las procesiones que se realizaron en distintas ciudades del país, especialmente en las zonas urbanas y rurales donde la devoción católica se vive con especial fervor.
Los fieles elaboraron alfombras de aserrín colorido por donde pasó la imagen del Señor cargando la cruz, una tradición que se mantiene viva como símbolo de fe, esperanza y reflexión.
“Esperamos que después de vivir este calvario podamos entrar un día en gloria, que Honduras sea un país de mucho amor, solidaridad, de trabajo para todos y, sobre todo, un país con dignidad”, concluyó monseñor Lenihan.