Ciudad del Vaticano.- En una escena profundamente conmovedora que se alejó del protocolo habitual, Sor Geneviève Jeanningros, una monja de 81 años y amiga cercana del Papa Francisco, rompió las normas ceremoniales para acercarse al féretro del Pontífice en la Basílica de San Pedro.
Su gesto, cargado de emoción y humanidad, fue recibido con respeto y admiración tanto por los asistentes como por quienes siguen el sepelio del Papa desde todo el mundo.
Sor Geneviève, nacida en Argentina como el propio Francisco, fue vista llorando frente al féretro, en una muestra pública de dolor que evidenció la estrecha y antigua amistad que mantenía con el Pontífice.
Su relación se remonta a muchos años antes de que Jorge Mario Bergoglio fuera elegido Papa, un lazo forjado en la espiritualidad compartida y la dedicación al servicio de los más necesitados.
Miembro de la orden de las Hermanitas de Jesús, Sor Geneviève es conocida por su vida austera y su compromiso radical con la caridad.
Vive en una caravana en las afueras de Roma y ha dedicado décadas de su vida al acompañamiento de personas en situación de vulnerabilidad, encarnando el espíritu de fraternidad y misericordia que tanto promovió el Papa Francisco.
El gesto de la monja también tuvo un profundo simbolismo histórico y personal: es sobrina de monjas francesas que fueron secuestradas durante la última dictadura en Argentina, una tragedia que marcó a muchas familias y que el propio Bergoglio denunció en diversas ocasiones como parte de su defensa de los derechos humanos.
Aunque la normativa del Vaticano establece un orden riguroso para las despedidas oficiales, especialmente en momentos tan solemnes como los funerales papales, la irrupción de Sor Geneviève fue tolerada con comprensión por parte de las autoridades eclesiásticas y de la Guardia Suiza.
Su acto espontáneo y sincero fue visto por muchos como una expresión auténtica del amor cristiano y de la cercanía al Papa que tantas veces predicó el valor de los gestos humildes por encima del protocolo.
Este momento ya empieza a ser recordado como uno de los más humanos del luto por Francisco, el Papa que eligió su nombre “para no olvidarse nunca de los pobres”, y cuya vida y muerte siguen inspirando testimonios como el de Sor Geneviève: una mujer sencilla, valiente y profundamente comprometida con el Evangelio.
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