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lunes, abril 21, 2025

Mi autoestima determina mi fuerza de voluntad

Existen personas con una admirable determinación. Una fuerza de voluntad excepcional para lograr todo lo que se proponen. Otros, como su servidor, nos cuesta tanto que muchas veces al rendirnos lo que decimos es: “Es que me falta fuerza de voluntad”

La fuerza de voluntad es un motor en la naturaleza humana que nos separa del resto de las creaciones ya que nos impulsa a hacer y crear cosas que nunca nadie hubiese imaginado. Es la fuerza de voluntad para bajar de peso, lo que nos hace restringirnos de chucherías y otras cosas cotidianas. Es la fuerza de voluntad lo que hace que algunas personas se desvelen estudiando para sacar una carrera con excelencia.

Es lo que separa a las personas, entre quienes hacen cosas extraordinarias y quienes viven acomodadas a la ley del mínimo esfuerzo que, como sabemos, está muy alargado en nuestra cultura. La fuerza de voluntad puede salvar vidas. Puede construir imperios. Puede disciplinarlo. Pero lo más importante: puede mostrarle de todo lo que usted es capaz.

Muchas veces, esa fuerza de voluntad está llena de grietas. Como en una pared. Que ante tantas batallas que tenemos, se van acumulando y cuando menos acordamos, derrumba aquello que un día fue construido de manera firme y sólida. Nunca prestamos atención a las grietas. En los negocios, le llaman “puntos ciegos” u “oportunidades de mejora”. Todos lo tenemos y todos deberíamos ser autocríticos en ver qué áreas de nuestras vidas tienen esas grietas.

La importancia de ello es que una grieta, muestra una debilidad. Y muestra de ello se refleja en una de las historias que fue hecha película que hace mucho estuvo en las salas de cine. Me refiero a “300”, la película sangrienta de los espartanos musculosos y determinados. Luchaban contra el ejército del Rey Xerxes, el cual, por su gran número de soldados, borraba todo lo que encontraba a su paso. El rey espartano “Leónidas” no pudo vencerlo, pero logró algo importantísimo: lo hirió.

Esto simbolizó algo que elevó la moral a tope del resto de los espartanos, ya que Xerxes se autoproclamaba un Dios magnánimo y misericordioso. La herida que le ocasionó Leónidas mostró que no lo era. Que era humano y sangraba. Exhibió su grieta, mostró una fisura que subió la moral de todos.

Lo mismo podemos decir del presidente Winston Churchill, cuando le tocó ser el que le pusiera un freno al mismísimo Hitler. Asumiendo la Presidencia en un momento crítico, por lo terco y obstinado (muchas veces la gente con una gran fuerza de voluntad lo parecemos), él decidió que el Reino Unido no se entregaría ni se rendiría a los feroces ataques de la gran amenaza de la Segunda Guerra Mundial.

¿De dónde viene la fuerza de voluntad? Y ¿cómo podemos construirla, si no la tengo? La fuerza de voluntad viene de la conciencia que usted tiene de sí mismo. Una autoestima sana. El no dejarse impresionar por personas y circunstancias, sabiendo que todo es aprendido. Sabiendo que no todo lo que brilla es oro. Y que el ser humano es capaz de crear y hacer cosas inimaginables, de allí viene esa gran motivación interna. “Si él pudo, seguramente yo también”. “Estoy seguro que soy capaz de lograr esto”. “¡¿Quién dijo miedo?!” En el momento de emoción nos lo decimos. Pero debemos revisar las grietas.

Esas grietas son nuestros temores, inseguridades, paradigmas del pasado que no podemos superar. Esa voz interna que no cree en uno mismo. Esas grietas debemos repararlas. Trabajando en su ser interior. Y entonces ¡será capaz todo!

Enrique Zaldivar
Enrique Zaldivar
2050 Comunicaciones
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