México llevó a cabo una de las extradiciones más grandes de su historia al entregar a 29 personas vinculadas al crimen organizado a Estados Unidos, entre ellas Rafael Caro Quintero, exlíder del Cártel de Guadalajara y señalado como el responsable del asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena en 1985.
Capos de alto perfil entre los extraditados
Junto a Caro Quintero, también fueron entregados Miguel y Omar Treviño Morales, alias Z-40 y Z-42, exlíderes de Los Zetas, una de las organizaciones criminales más violentas de México.
Ambos arrestados en 2013 y 2015, respectivamente, pero su extradición se prolongó durante años debido a obstáculos legales.
La Fiscalía General de la República (FGR) confirmó que los 29 extraditados enfrentan cargos en tribunales estadounidenses por delitos como narcotráfico, lavado de dinero y homicidio.

Un movimiento estratégico en la relación bilateral
La entrega masiva de estos criminales ocurre en un momento clave para la relación entre México y Estados Unidos.
Lo anterior, ya que coincide con la visita de una delegación mexicana a Washington para discutir acuerdos en materia de seguridad y comercio.
Entre los funcionarios que viajaron a EE. UU. están el canciller Juan Ramón de la Fuente, el secretario de Seguridad Omar García Harfuch, y los titulares de Defensa y Marina.

Violencia en la frontera y el rol del Cártel del Noreste
Los Zetas, organización de la que surgió el Cártel del Noreste, han sido responsables de algunas de las peores masacres en México, como la ejecución de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, en 2010 y la desaparición de decenas de personas en Allende, Coahuila, en 2011.
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Actualmente, este grupo mantiene su bastión en Nuevo Laredo, Tamaulipas, una ciudad marcada por la violencia y constantes enfrentamientos con fuerzas de seguridad.
Con esta extradición masiva, México refuerza su cooperación con EE. UU. en la lucha contra el crimen organizado.
Mientras ambos países negocian acuerdos comerciales en un contexto de tensiones diplomáticas.