El Partido Liberal de Canadá, liderado por el economista y exbanquero central Mark Carney, obtuvo una sorprendente victoria electoral este lunes, revirtiendo meses de pronósticos adversos y consolidando una cuarta victoria consecutiva para su formación política.
La elección estuvo marcada por la creciente guerra comercial con Estados Unidos y las amenazas de anexión territorial por parte del presidente estadounidense Donald Trump.
Carney, de 60 años, asumió el cargo de primer ministro en marzo pasado tras la renuncia de Justin Trudeau, quien abandonó el liderazgo del Partido Liberal luego de una década en el poder.
Su ascenso generó dudas por su falta de experiencia política directa, pero su trayectoria en la gestión de crisis económicas internacionales, como la recesión de 2008 y el Brexit, fue clave para consolidar su imagen como un líder firme y preparado ante la incertidumbre global.
Una campaña dominada por el “efecto Trump”
El regreso de Trump a la Casa Blanca en enero encendió las alarmas en Canadá. La imposición de nuevos aranceles comerciales y declaraciones que insinuaban que Canadá debía convertirse en el «51º estado» estadounidense provocaron un cambio abrupto en el panorama político canadiense.
Lo que parecía una victoria segura para el líder conservador Pierre Poilievre, cuya ventaja llegó a ser de 20 puntos en 2024, se desmoronó rápidamente.
Carney no dudó en enfrentar con firmeza a Trump. “Canadá nunca formará parte de Estados Unidos de ninguna forma”, afirmó en uno de sus primeros discursos como primer ministro.
Su enfoque directo contrastó con la retórica combativa de Poilievre, a quien muchos críticos llegaron a calificar como un “mini Trump”.
Un perfil atípico pero sólido
Mark Carney es el primer primer ministro canadiense que no ha ocupado un cargo legislativo previo.
Economista formado en Harvard y Oxford, dirigió el Banco de Canadá durante la gran recesión y posteriormente se convirtió en el primer extranjero en liderar el Banco de Inglaterra. Su perfil técnico y experiencia internacional reforzaron su imagen de estadista confiable.
Durante la campaña, Carney fue atacado por su pasado en el sector privado, en particular por su rol en la firma Brookfield Asset Management.
No obstante, logró disipar las dudas al colocar sus activos en un fideicomiso ciego y declarar su cumplimiento con todas las normas de conflicto de intereses.
Una agenda enfocada en la estabilidad y el pragmatismo
Además de sus críticas a Trump, Carney propuso medidas para fortalecer la economía canadiense en medio de la desaceleración del comercio con EE. UU., incluyendo la eliminación del impuesto al carbono a partir del 1 de abril.
En política energética, defendió una visión pragmática, promoviendo tanto el desarrollo de proyectos convencionales como el liderazgo en sostenibilidad ambiental.
En temas de inmigración, propuso ajustar los objetivos actuales para aliviar la presión sobre los sistemas de salud y vivienda, buscando un equilibrio entre el crecimiento poblacional y la capacidad de los servicios públicos.
El camino por delante
La victoria de Carney representa una apuesta por la moderación, la competencia técnica y la estabilidad frente a los desafíos externos.
Según analistas como Shachi Kurl, presidenta del Instituto Angus Reid, el resultado de estas elecciones fue claramente influido por el llamado “efecto Trump”, que unificó al electorado de centro e impulsó la participación liberal.
Con una plataforma centrada en la defensa de la soberanía canadiense, la transparencia económica y el liderazgo climático responsable, Carney inicia su mandato con altas expectativas.
La relación con Estados Unidos será su mayor reto inmediato, pero su historial sugiere que el nuevo primer ministro está dispuesto a dar la batalla.
¿Quién es Mark Carney, el nuevo primer ministro de Canadá tras dimisión de Trudeau?