El papa Francisco murió este lunes en horas de la mañana con asombro ante la comunidad católico, quien celebró ayer el domingo de resurrección.
En una jornada cargada de simbolismo político y religioso, el Papa Francisco recibió el sábado en su residencia de la Casa Santa Marta al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, quien encabezó una comitiva oficial del nuevo gobierno estadounidense.

El encuentro, que se desarrolló en un ambiente cordial, tuvo lugar pocas horas antes de las celebraciones de Pascua en la Santa Sede.

Aunque no se divulgaron detalles específicos de la conversación, se presume que abordaron temas de interés común como la paz, el cambio climático y los desafíos sociales globales.
Tras la reunión, el Papa se dirigió a la Basílica de San Pedro, donde participó en la misa de Pascua, oficiada por el cardenal Angelo Comastri.
Durante la ceremonia, Francisco saludó afectuosamente a los fieles congregados, incluyendo un emotivo momento en el que saludó a una niña entre la multitud.
Como es tradición, el Pontífice apareció en el balcón central de la Basílica para pronunciar el mensaje “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo), una de las bendiciones más importantes del calendario litúrgico católico.
Durante su discurso, el Papa, visiblemente debilitado, recibió asistencia para beber agua, pero continuó con determinación su mensaje de esperanza y unidad para los pueblos del mundo.
Posteriormente, saludó desde el papamóvil a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, que celebraban con fervor la resurrección de Jesús, en el marco del Domingo de Pascua.
La jornada de este 20 de abril evidenció tanto el compromiso pastoral como diplomático del Papa Francisco, quien, pese a su delicado estado de salud, sigue desempeñando un rol clave en los escenarios religioso y político internacionales.
Esta fue la última vez que habló en público el Papa Francisco. Su último gesto de amor por la Iglesia fue la bendición Urbi et Orbi con la que los católicos celebran la Pascua de Resurrección.