Pareciera uno de esos titulares sensacionalistas para atrapar lectores, pero le prometo que no. Realmente estas son las tres decisiones más importantes de mi vida, las cuales fueron enseñadas por un mentor que se tomó su tiempo conmigo y las cuales, cada vez que las comparto, tienen un inolvidable efecto en la gente.
Espero que, al compartírsela, pueda reflexionar, pero también corregir el rumbo con respecto a ello. Una de las decisiones más importantes de mi vida es ¿a qué me dedicaré en la vida? Y quiero hacerme entender que esto no tiene nada que ver con el título que usted obtenga. Me explicaron que a lo que me voy a dedicar es algo que amaré hacer por siempre.
Prueba de ello es que hay ingenieros que venden pan. Doctores que pintan arte, o bien gente normal que hace extraordinarios trabajos de electricidad, cosas que me declaro incompetente. ¿Por qué lo hacen? Porque es un don. Es algo que les sale natural y por lo tanto han leído, preguntado, probado y sacado lecciones prácticas valiosas para ello.
Conozco mucha gente que puede tener de profesión el ser abogado, y dedicarse a otra cosa. Así mismo, gente que para nada disfruta lo que hace, sino que cada día es un castigo duro, a cambio de dinero. ¡Que poco valor se le da a ello! Conozco gente feliz con una carreta de verduras. Conozco CEO apasionados por su empresa y lo que hacen. Su rubro los hace feliz y están dispuestos a dedicarse a ello el resto de sus vidas.
La segunda decisión es ¿con quién compartiré mi vida? Sí, sí, hablo de matrimonio, de vida en pareja. Hay muchas ideas rondando hoy en día sobre el matrimonio, pero la frase sirve para aclarar mucho lo que uno debe buscar “compartir mi vida”. Hay personas con las que ya uno no puede o no debe compartir nada.
He visto muchas personas renunciar a lo que son y lo que aman, con tal de llenar el requisito de tener pareja o casarse. Mi mentor me dijo, “pensá que el resto de los años de tu vida te vas a despertar con esa persona, vas a compartir tu comida, vas a manejar tu dinero”. ¡Cuán importante es eso! Por otro lado, conozco parejas que han sido potenciadas, por esa persona que llegó a ser ayuda en sus áreas débiles.
No piense en la luna de miel, o bien en el evento y las fotos que tomará, idealizamos eso y pasa pronto. Pero después de todo ello, la persona que escogió estará allí, para bien o para mal. Compartirá su vida, para bien o para mal. ¡Sepa la importancia de ello! Caras vemos, filtros no sabemos.
Y la tercera decisión es ¿qué papel jugará Dios en mi vida? Amigos, no hablo de qué religión. Hablo si seré una persona espiritual, de fe. O simplemente decidiré dar la espalda a ello. Conozco muchos grandes empresarios que son personas de fe. En diferentes escenarios. De diferentes formas, pero lo son. ¡Qué difícil debe ser llevar tantas cargas y no tener esperanza en algo superior a mi ego!
Piénselo, el resto de las decisiones siempre van a girar en torno a estas decisiones. Pero muchas veces no le damos el tiempo, ni la cabeza a algo que puede marcar seriamente el cómo vivamos los últimos años, a qué me dedicaré.
¿Ama estar en lo que usted se dedica? ¿Tiene claro lo que desea de compañía en la vida y trabaja en ello? ¿Cuándo viene la turbulencia, es usted alguien de fe? ¡Decida!