A lo largo de los siglos, los funerales de los papas han estado marcados por rituales solemnes y tradiciones milenarias.
Sin embargo, en varias ocasiones, estos eventos han sorprendido por decisiones inusuales, símbolos omitidos y gestos que rompieron con el protocolo establecido.
Francisco: el papa que despojó su funeral de símbolos tradicionales
El funeral del papa Francisco, se celebrará el 26 de abril de 2025, pasará a la historia como uno de los más atípicos.
Fiel a su estilo austero, el pontífice argentino solicitó la eliminación de varios elementos tradicionales: renunció al uso del catafalco (la plataforma elevada donde se expone el féretro), al báculo papal y a las referencias al título de “Romano Pontífice”.
Además, su cuerpo fue colocado en un solo ataúd sencillo, en lugar de los tres cofres tradicionales que simbolizan la humanidad, la nobleza y la eternidad del cargo papal.
Otro gesto profundamente simbólico se le atribuye a su decisión de no ser enterrado en las Grutas Vaticanas, lugar habitual de sepultura de los pontífices, sino en la Basílica de Santa María la Mayor.
Allí, su féretro lo acompañaran 40 personas entre pobres, migrantes, presos y personas transgénero, cada uno portando una rosa blanca en señal de gratitud.

Benedicto XVI: entre la tradición y la sencillez
El papa emérito Benedicto XVI, fallecido en diciembre de 2022, también introdujo cambios en su funeral.
Aunque se respetaron varios rituales tradicionales, como el uso de los tres ataúdes y la extracción de vísceras, el pontífice alemán solicitó una ceremonia “lo más sencilla posible, solemne pero sobria”.
Su cuerpo reposa en las Grutas Vaticanas, en el lugar que anteriormente ocupó Juan Pablo II antes de su canonización.

Juan XXIII: el “milagro” de su cuerpo incorrupto
El papa Juan XXIII, fallecido en 1963, fue exhumado en el año 2000 con motivo de su beatificación.
Para sorpresa de muchos, su cuerpo se encontraba en un estado de conservación excepcional, lo que se interpretó por algunos como un milagro.
Sin embargo, posteriormente se reveló que había sido embalsamado y momificado sin conocimiento público, lo que contribuyó a la creencia popular de su incorruptibilidad.

Pablo VI: un funeral marcado por la tragedia
El papa Pablo VI, fallecido en 1978, presidió el funeral de su amigo y político italiano Aldo Moro, a quien secuestraron y asesinaron por las Brigadas Rojas.
Visiblemente afectado, el pontífice ofició la ceremonia en la Basílica de San Juan de Letrán, en un acto que combinó el dolor personal con la condena al terrorismo.

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Ritos curiosos: el martillo de plata y la triple confirmación de la muerte
Entre las tradiciones más peculiares destaca el ritual que realiza el camarlengo para confirmar la muerte del papa.
Este se acerca al cuerpo del pontífice fallecido, lo llama por su nombre y golpea su frente tres veces con un pequeño martillo de plata mientras pregunta: “¿Duermes?”.
Al no recibir respuesta, declara oficialmente: “De verdad el Papa ha muerto”.

Estos episodios reflejan cómo, incluso en ceremonias tan estructuradas como los funerales papales, pueden surgir momentos inesperados que rompen con la tradición y dejan una huella imborrable en la historia de la Iglesia Católica.