Con mi equipo platicamos, de manera frecuente, los cambios de hábitos, percepciones y gustos de la gente.
Esto como publicista para validar que lo que estamos haciendo conecte con las personas. Y
uno de los temas que de manera frecuente estamos evaluando en esta temporada es lo del
“Grinch” versus “Santa”.
Les he asegurado que entre los centeniales, el “Grinch” ha tomado una gran popularidad
por encima de Santa Claus. Al menos en lo comercial. Y muchos de ellos me aseguran que
nada que ver, pero que les da igual.
De aquí que surge mi pregunta. ¿Es todavía relevante la Navidad? Todos tenemos diferentes formas de celebrarlo y sin entrar en aspectos de fe y creencias, ya que sabemos la Navidad viene de “nacimiento” y es el Nacimiento del Señor Jesús.
Alrededor el mundo es una celebración que se hace siempre en la misma fecha y hay cualquier cantidad de películas, canciones, poemas y hasta arte relacionado a ello.
¿Es relevante todavía para nosotros? La respuesta es muy afirmativa. No cabe duda que
hay cambios en la forma, pero no en el fondo.
Y es que es sorprendente ver cómo toda una ciudad o incluso, un país, puede ponerse de acuerdo para decorar, para celebrar, y para intentar en ese mes al menos, que sea una válvula de escape.
Las tradicionales cenas navideñas, el amigo secreto y todas esas cosas que lo hacen importante.
Pero el porqué lo veo aún muy relevante, es porque muchas personas e instituciones
anónimas o conocidas se desprenden de mucho por aquellos que no pueden celebrar
una feliz Navidad.
Admiro mucho por ello los voluntariados, porque para ser parte de uno hay que tener una gran cuota de espíritu de servicio, pero nada calienta más el corazón de uno, que poder ser útil y ayudar al prójimo en un momento de necesidad.
Hablo de muchísimos regalos y juguetes que son dados a niños que quizás en su vida han podido estrenar algo.
Un juguete lo hace sentir feliz, amado y que puede tener el derecho de sonreír. La solidaridad nunca va a pasar de moda, si accionamos a favor de ella.
La recompensa es enorme, pues el más beneficiado y agradecido es uno mismo por
poder ser parte de algo mayor que uno.
Muchas instituciones se preocupan por repartir comida caliente esa noche a mucha gente que quizás ha perdido esperanzas de la vida y por increíble que parezca, un bocado con
amor, revive el alma de cualquiera.
Esas son las cosas que de verdad le dan sentido a esa época, más allá de discusiones
de quién tiene la razón en tal fecha o en cuál momento.
De manera silenciosa para estas fechas se entrega ropa, repostería, alimentos y siempre va con el adicional de una palabra de esperanza.
Y usted puede estar pensando que es muy noble la causa, pero que en estos momentos
quizás no tenga recursos para dar. Pero el perdón es gratis.
Reconciliarse con la familia no va a tocar su cuenta bancaria. Hacer una llamada a sus ancianos, no puede salirle gratis. Pero son cosas inolvidables en una época donde la humanidad todavía espera los milagros.
Si usted tiene sus necesidades suplidas, comida y ropa y gente alrededor que le ame,
dele gracias a Dios, pero no se quede solo con eso.
¡Vaya y dé la milla extra por personas que lo necesitan! Porque momentos bajos y de necesidad, todos tenemos en algún momento, pero un amigo que se acerque y le comparta algo sin compromiso, sin foto, solo por decirle, ¡Feliz Navidad!