Tres días lleva lloviendo, todo está mojado, el día es húmedo y hasta frío aquí en el trópico, pero la noche, que llega puntual como un novio ansioso, nos envuelve, la oscuridad lo es todo, medio corrida por los faroles, bueno, los que no están rotos, los que no se han apagado, pero esa oscuridad no nos preocupa, ya la conocemos y aceptamos, como los zancudos que la acompañan, con su zumbar al oído y su piquete que le sigue, la oscuridad que le tememos, es la de los demás, la de los mismos nuestros, la de sus corazones. Todos aquí sabemos que la noche viene con esas criaturas que hablan como nosotros, ríen como nosotros, pero no son como nosotros, son depredadores que habitan y acechan en las esquinas oscuras, como linces agazapados para devorar nuestra inocencia y abusar de nuestro cuerpo. Los trances chucos, el dolor de una cuchillada, la ignominia de una del abuso físico o de su mente, de un niño, una adolecente que revienta a la vida, como los jazmines olorosos de la noche o una mujer mayor, no importa, es solo la oscuridad de los nuestros que caza una noche más en busca del dolor y el llanto a consta de sus intereses mezquinos.
En las mañanas se ven los letreros brillantes ¿sabe?, llenos de vida, con banderas de colores alegres, cargados de políticos, sonrientes y llenos de palabras incomprensibles, para nosotros los que vivimos aquí en las calles, porque aun los que saben leer, aseguran que dicen cosas que son mentiras, prometen el cambio, la mejoría y el bienestar y aquí sabemos bien que todo eso no es verdad, sabemos que es mentira, que esas risas de los posters solo son risas cínicas , de lobos que prometen a las ovejas que las cuidarán ¿se imagina? O tal vez se ríen de nuestra tragedia para lo que importamos, o a lo mejor solo es una risa vacía, como la mirada que queda en los cadáveres de la noche, los que agonizan besando el concreto de una acera, sintiendo cómo se les va la vida con cada chorrito rojo que huye de su cuerpo por el agujero de una bala o el beso frío de un puñal, transes que fallaron o la necesidad de pisto de un ladrón, o como la mirada de mi compa, aquel que lo torturaron y ultrajaron, solo porque podían, aún veo sus ojos vacíos viendo el horizonte, sabiendo que ya nada es igual y que su vida ya no es la misma, que se rompió como un juguete viejo y solo diez años, cabal como yo, tenía mi compa antes que lo desaparecieran quién sabe dónde, esa es la oscuridad que nos asusta, que nos atrapa y nos come el alma, la alegría.
Nadie nos cuida aquí ¿sabe?, solo nosotros tenemos que hacernos un nudo, los que huimos y corremos, rezándole a Dios conseguir un bocadito para la tripa o dormir en una esquina no tan llena de zancudos y que no hieda tanto a orín, solo nosotros estamos para cuidarnos, aunque siempre la suerte se nos acaba y la oscuridad fría, nos envuelve como la carcajada de un demonio, fría e inhumana.
Es tiempo de agua, la lluvia cae en todo, es la vida dicen algunos, el ciclo que se repite, otros que el agua limpia, como un bálsamo, dicen otros, pero yo sé que es mentira, los que acechan siguen igualitos, mojados o secos y nosotros corremos igual, sólo que chapaleando entre los charcos que reflejan una ciudad de tiendas y luces, pero que no es la misma en que vivimos nosotros, la nuestra es diferente, es una jungla peligrosa, no en la que transita usted ¿sabe? En esta mi ciudad sólo importan los días incontables con su ciclo que se repite, el calor y la luz en la mañana y lo oscuro y el miedo en la noche. Solo la luna nos es fiel, cuando el Señor lo permite, nos alumbra en las esquinas, los bajos y criques donde buscamos refugio como animalitos asustados, eso cree mi otro compa que somos, solo animalitos, porque aquí en la calle todos se olvidaron de nosotros, no somos gente, solo sombras en la noche y obviados en el día, nadie nos ve, nadie nos escucha, incluso cuando lloramos, solo los posters de promesas falsas que ríen nos ven y, gracias a Dios, la Luna como la madre que no tenemos, la que nos fue negada en esta vida nuestra, la que nos arropa con sus rayos, como una colcha caliente, bueno no las conozco pero algunos dicen que existen, nos arropa por la noche, eso sí, para los que tenemos la suerte de seguir aquí enteros y vivos.