El Jueves Santo, también conocido como Jueves Santo y Grande, Jueves de Alianza, Jueves Puro o Jueves de Misterios, es una de las fechas más significativas del calendario litúrgico cristiano.
Esta jornada, celebrada el quinto día de la Semana Santa, conmemora dos momentos clave en la vida de Jesucristo: el Lavatorio de los Pies y la Última Cena con los Apóstoles, según relatan los evangelios canónicos.
Situado entre el Miércoles Santo y el Viernes Santo, el Jueves Santo varía de fecha cada año, cayendo entre el 19 de marzo y el 22 de abril, según se utilice el calendario gregoriano o el juliano.
En muchas iglesias orientales que siguen el calendario juliano, la celebración puede diferir en fecha respecto al calendario occidental.
Durante la tarde de este día, inicia el solemne Triduo Pascual, una secuencia litúrgica que comprende la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Este periodo culmina con la Vigilia Pascual, celebrada en la noche del sábado santo, marcando el paso hacia el Domingo de Resurrección.
Una celebración con múltiples nombres
El nombre con el que se conoce el Jueves Santo varía según la región geográfica y la tradición religiosa.
En los países hispanohablantes, es comúnmente llamado “Jueves Santo”, mientras que en el ámbito angloparlante se emplea el término “Maundy Thursday”, particularmente en Irlanda, Escocia, Canadá y Estados Unidos.
Este término es también el oficial en los textos litúrgicos de la Iglesia Católica en lengua inglesa.
En contraste, el Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra —madre de la Comunión Anglicana— utiliza el nombre “Jueves Santo”.
La Iglesia Episcopal en los Estados Unidos, también parte de la Comunión Anglicana, prefiere el término “Maundy Thursday”.
El Rito Romano de la Iglesia Católica en inglés moderno utiliza “Jueves Santo”, mientras que en latín la designación tradicional es Feria quinta in Cena Domini, que significa “Jueves de la Cena del Señor”.
En versiones anteriores al decreto papal de 1955, se usaba la grafía medieval Cœna en lugar de Cena.
A pesar de estas diferencias terminológicas, la esencia del día se mantiene intacta: una conmemoración profunda de la humildad de Cristo, representada en el lavatorio de pies, y del don supremo de la Eucaristía, instituida durante la Última Cena.
El Jueves Santo no solo marca un hito en la historia cristiana, sino que continúa inspirando a millones de creyentes en todo el mundo a vivir con fe, servicio y esperanza.