El terreno de debate de ideas es tan amplio que no es justo que los protagonistas sociales se roben la cámara y el micrófono para hacer de sus discursos, más bien, arengas para permanecer empotrados en el poder a como dé lugar. Esos juegos mentales se llaman “manipulación”, con palabras y tonos incendiarios como que si de verdad le estuvieran cantando las verdades a cualquiera, nada más peligroso porque esa es una manera un tanto clara de definir a la demagogia. Una de las armas para hacerles el jueguito de titiriteros es la distracción, creando problemas ficticios o tal como se les conoce como “cortinas de humo” o “globos sonda” para ver reacciones.
Recordamos hace ya un buen tiempo donde se estaba llevando a cabo un nuevo impuesto a las placas de los vehículos, creando un enorme descontento y protestas, en una época donde todavía no aparecían las redes sociales tal como las conocemos hoy, y eso causó paralizaciones y tomas de carreteras. Es mismo presidente de ese entonces “vetó” esa nueva dizque ley fiscal y quedó siendo visto como un héroe que defiende a las mayorías, pero del impuesto no nos salvamos ya que sabemos que se difiere a rubros inelásticos como combustibles, medicamentos e incluso bebidas alcohólicas. Es decir que crean el problema cuando de antemano ya tienen la solución, aprendamos como pueblo a leerles, a no estar como espectador de partido de tenis de mesa.
La gradualidad en las medidas económicas, en especial en la aplicación de nuevos impuestos hay casos donde no se puede hacer de un solo golpe, de ahí que se haga gradualmente, tal como ahora debemos pagar sin ninguna excepción el 15% (bien se puede recordar cuando el Impuesto Sobre Ventas era de 3%) cuando compramos un bien o servicio, y lo más cruel es que si se vende al crédito aun así se debe pagar ese impuesto al Estado sin haber sido honrada la deuda en favor del empresario, es increíble.
También se usa la técnica del ablandamiento para tomar “medidas dolorosas y necesarias”, y al pueblo se le trata infantilmente porque el receptor lo más seguro es que va a aceptar las condiciones de aquella figura paternal con la condición que esas medidas son “para el bien del pueblo”, nada más inmoral que esa permanente conducta de los que nos han gobernado y aún lo siguen haciendo, dándole al pueblo una imagen de tatascán, de caudillo macho alfa cuando en realidad lo que se hace es simple y sencillamente una manipulación, otro juego mental.
Solo a manera de corolario es le inserción de la conformidad con la mediocridad, de que cualquier chapucería está bien usarla con tal que la cuestión funcione y mantienen al pueblo en el oscurantismo, a la manera de la Edad Media, sin educación, a un pueblo que no merece esa suerte, por eso es que se prefiere y se exige la presentación de un plan de gobierno concreto, sólido, que se pueda analizar y que se pueda discutir públicamente, porque precisamente esos son: administración pública.