Hablemos de situaciones confusas, contradictorias e irónicas. Seguro que todos conocemos de cerca, alguna parecida. Hoy voy a referirme a cuatro mujeres a las cuales llamaremos: Flor, Angustias, Caridad y Marina.
Las dos primeras tienen 72 años, las últimas, 55. Algunas coinciden en algunas cosas al mismo tiempo que vivieron vidas muy diferentes.
Flor es periodista, lectora asidua y escritora profesional. Tuvo una niñez complicada, se crio en un ambiente desarrollado, ha estudiado y viajado mucho. Tiene una red significativa (aunque no grande) de amigos. Nunca se casó ni tuvo hijos.
Angustias, por su parte, reporta una infancia feliz en medio de un ambiente sub-desarrollado, tuvo una excelente educación, también es periodista y ha viajado mucho mientras velaba por diversas causas sociales. Se casó y divorció tres veces y tuvo dos hijos.
Caridad y Marina crecieron en un ambiente desfavorable y muy pobre. Marina tuvo una buena infancia, Caridad no tanto. Esta última nunca se casó ni tuvo hijos, lo suyo eran los deportes, mantenía un excelente físico y un círculo muy importante de amigos.
Marina no hizo mucho con su vida, se dedicó a cuidar a sus tres hijos y tampoco se casó. Nunca se preocupó por cultivar amistades, ni por su apariencia ni por su salud.
Flor a estas edades sigue escribiendo, viajando, transmitiendo mucha energía y entusiasmo. Angustias con la misma edad de Flor está retirada, casi no puede hablar, casi no se mueve y tiene un diagnóstico pesimista de sus médicos.
Marina sigue muy tranquila…y saludable. Caridad, en cambio, enfermó y murió a la misma edad que tiene Marina.
Es frustrante saber que no tenemos todas las respuestas, al mismo tiempo que entendemos que tampoco contamos con garantías… De nada.