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domingo, abril 20, 2025

Instituciones, cultura y liderazgo (1/2)

Columna de opinión por Sergio A. Membreño Cedillo
Académico y ensayista
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@SergioAMembreo1

El Nobel de Economía de este año 2024 ha sido otorgado a Daron Acemoglu, Simón Johnson y James Robinson (En adelante AJR). Sus aportes van más allá de la academia. Sus investigaciones se concentraron en las instituciones y cómo afectan la prosperidad, y de allí la comprensión de cómo emerge la desigualdad.

Uno de los libros que presenta esta tesis se denomina “Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, una remembranza de Adam Smith en su obra clásica “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”.

Considerado el primer libro moderno de economía. Adam Smith basó su investigación en el Reino Unido de la Gran Bretaña y los Países Bajos. Su libro fue publicado en 1776, año que Estados Unidos se independizaba del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

AJR a quienes se les concede el Premio Nobel de economía 2024, han presentado al mundo académico, a los diseñadores de las políticas públicas y a los ciudadanos, una visión del desarrollo y cómo es posible pensar en naciones prósperas y no tan prósperas; un tema relevante y muy oportuno en el mundo en que vivimos polarizado, fragmentado y dividido por las ideologías y políticas centradas en el poder más que a quién benefician como comunidad.

Conocí a James Robinson y participé de una conferencia en New York sobre las instituciones en 2013 (un año antes fue publicado el libro más conocido “Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”), acompañando a Edo Stork, representante residente de PNUD, Honduras, en un taller internacional denominado el “Contrato social en sociedades postconflicto”, en el cual presentamos el caso de Honduras basado en la experiencia de la crisis política del 2009.

Han pasado 15 años, pero aún hoy día estamos atrapados en sus consecuencias e implicaciones. Una de las primeras reflexiones sobre AJR es que sus investigaciones abordan las instituciones como instancias dinámicas que facilitan el desarrollo, recurriendo a las ciencias políticas, historia, antropología y hasta la arqueología; es decir, no es una visión exclusivamente economicista. Se nutre de las ciencias sociales.

Por ejemplo, hace un esbozo de las ciudades y estados mayas que fueron un Estado centralizado y crearon instituciones políticas extractivistas.

Abordaré esta temática importante para Honduras en una próxima reflexión. Segundo, hay referencias académicas anteriores sobre las instituciones.

Douglas North ganador del Premio Nobel de Economía, en 1993, en su libro “Instituciones, cambio institucional y desempeño económico” concluye que las instituciones son fundamentales para el crecimiento económico, entendiendo por instituciones el derecho de propiedad, gobiernos honestos, estabilidad política, sistema legal confiable y mercados competitivos.

Para North las instituciones son un aporte a la teoría económica y ejercen un rol facilitador para crear instituciones como un prerrequisito para el desarrollo. Tercero, uno de los aportes más importantes de AJR es la clasificación en instituciones extractivas e instituciones inclusivas.

Sus investigaciones incluyen países, regiones y localidades en un lapso que abarca varios siglos. Si bien el desarrollo es elusivo, las instituciones inclusivas son un factor explicativo del desarrollo en el largo plazo. Pero no son únicas, a las instituciones hay que responder con claridad ¿quién dirige las instituciones? Cuarto, Honduras con un Estado de derecho débil y una fragilidad institucional ¿qué significado tienen los aportes de AJR? World Justice Project presentó recientemente su índice de Estado de derecho.

Honduras ocupa el 116 de 142,(2023) a nivel de Latinoamérica se sitúa en la posición 27, únicamente superior a México, Bolivia, Nicaragua, Haití y Venezuela, (con excepción de Haití, el resto son países de régimen de izquierdas).

El Índice de Estado de Derecho mide la calidad y funcionamiento de las instituciones. Quinto, si bien hay que entender por qué las instituciones son esenciales, también, debemos comprender, por qué no funcionan.

Las contribuciones de North y de los nuevos Nobel de Economía AJR privilegian a las instituciones, ¿pero emerge la pregunta quién hace que funcionen las instituciones?, dado que estas no nacen por generación espontánea, requiere de condiciones que facilitan ese rol; y es relevante que un liderazgo individual o colectivo las cree y las haga sostenibles en el largo plazo. Concluyo, que la cultura y los liderazgos son igualmente imprescindibles.

Max Weber, el pensador más notable del siglo XX, hizo una contribución en su libro el “Espíritu del capitalismo y la ética protestante” basado en que las costumbres, sobriedad, ética, trabajo y ahorro, son características que inciden en el desempeño económico.

Necesitamos repensar a fin de discernir los factores detrás del desarrollo. Al final del proceso, tres factores son decisivos: las instituciones inclusivas, la cultura que facilita esas instituciones y su perdurabilidad y el liderazgo que las hace posibles.

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