Un hecho inusual y cargado de polémica sacudió a la comunidad de Quibdó, Colombia, cuando un hombre interrumpió un funeral en pleno cementerio para exigir el pago de una presunta deuda que el fallecido mantenía con él.
La escena, grabada por asistentes y rápidamente viralizada en redes sociales, ha generado una oleada de comentarios y reacciones en todo el país.
En el video, que ha circulado ampliamente en plataformas digitales, se observa al sujeto —vestido con camiseta negra y pantalón azul— ubicarse frente a la bóveda donde sería depositado el ataúd, bloqueando el paso e increpando a los presentes.
Con tono airado, reclamaba la supuesta deuda ante el desconcierto y malestar de familiares y amigos del difunto.
La situación escaló rápidamente cuando algunos asistentes intentaron calmar al hombre, mientras otros lo enfrentaron con dureza.
Uno de los presentes, visiblemente alterado, le arrojó una botella plástica, lo que provocó una acalorada discusión.
Finalmente, el presunto acreedor se retiró momentáneamente del lugar, aunque regresó poco después para conversar con algunos de los asistentes, aún con el ambiente cargado de tensión.
#INSÓLITO. Cobradiario se opone a entierro porque el fallecido le quedó debiendo plata: “Me dan mi plata o no lo dejo enterrar”, decía el hombre parado entre el féretro y la bóveda. “Aquí me paro en la raya, me dan mi plata o no se va”, repetía el prestamista en Quibdó (Chocó). pic.twitter.com/xTn9sUlOZw
— Colombia Oscura (@ColombiaOscura_) April 21, 2025
El episodio ocurrió en un cementerio visiblemente saturado, donde muchos de los asistentes, incluyendo niños y adultos, se ubicaban sobre otras tumbas debido al reducido espacio.
El caos reinante y la interrupción del sepelio prolongaron el acto fúnebre, generando escenas de confusión y malestar entre los dolientes.
Aunque el hecho ha sido tomado por algunos como un episodio anecdótico, también ha reabierto un debate serio sobre las formas de cobro de deudas en Colombia y la proliferación de sistemas informales de préstamo, especialmente el conocido como “gota a gota”.
Este método de financiación, ampliamente extendido en zonas vulnerables del país, consiste en préstamos rápidos con intereses usureros que pueden superar el 600% anual.
Se estima que alrededor del 41% de los hogares colombianos de bajos ingresos recurren a estos mecanismos, debido a la falta de acceso al sistema bancario formal.
En muchos casos, estos préstamos están gestionados por redes criminales que utilizan la intimidación, la presión social y, en ocasiones, la violencia para asegurar los pagos.
Episodios como el ocurrido en Quibdó revelan el nivel de desesperación y la naturalización de métodos de cobro que bordean la legalidad.
A pesar de los esfuerzos del gobierno y la policía para combatir el fenómeno, la realidad es que el “gota a gota” sigue creciendo, alimentado por la necesidad económica de miles de colombianos.
La escena vivida en el cementerio de Quibdó no solo dejó atónitos a quienes presenciaron el sepelio, sino que también refleja una herida social que sigue abierta.
Mientras tanto, la imagen de un hombre interrumpiendo el último adiós de otro para reclamar una deuda seguirá resonando como un símbolo de una problemática más profunda que va mucho más allá del cementerio.