No pueden seguir despedazando las arcas del Estado y la hacienda pública, los constantes, decididos y repetidos sustratos, pedestales o bases de dinero que ciertos personajes de la política vernácula, y otros sujetos que se denominan administrados o empresarios vestidos con ropaje de credibilidad, sustraen del tesoro nacional o erario, apareciendo públicamente con grandes distintivos de honradez y aire abrazador de trayectoria supuestamente dirigida en ayuda para los pueblos y comunidades más alejadas, retiradas o apartadas de la geografía nacional hondureña.
No aparece un avance sustancial que nos llene de orgullo e impresión, sobresaliendo con magnificencia y esplendor en el concierto de las naciones del mundo.
Los partidos políticos reconocidos legalmente como instituciones de derecho público y administrativo son organismos imprescindibles para el funcionamiento de la democracia funcional y participativa, de la cual deriva la integración nacional que implica la participación de todos los sectores gubernamentales o políticos en la administración gubernamental u oficial, con la finalidad fundamental de asegurar y fortalecer el progreso de Honduras basados en la estabilidad pública y en la conciliación nacional, bases sustanciales del autentico desenvolvimiento de los pueblos.
Nuestra querida patria tiene que mantener relaciones internacionales con todas las naciones, provocando o fomentando la colaboración recíproca. la frecuente, cordial o habitual comunicación o intercambio de ideas, la obtención de nuevos mercados que a su vez generen la ampliación de la venta de nuestros productos y cosechas, la confianza y atracción turística, un luminoso y radiante ambiente de trayectoria cultural, educativa, de salubridad, de similar o parecida economía, defensa de los bosques y demás áreas forestales desprotegidas, y también otras situaciones factibles de igual condición.
Hay imperiosa necesidad de fundar o establecer paradigmas que nos permitan alcanzar un escenario favorito y privilegiado en el concierto de los países mal denominados del tercer mundo y de menor desarrollo relativo en varias áreas del saber humano y científico.
Sin lugar a dudas, las buenas, grandiosas y magníficas relaciones exteriores son de vital importancia para salir del estado de cuasi desarrollo que tenemos, contribuyendo de tal manera a robustecer el derecho que tiene la ciudadanía hondureña, sin distinción alguna, de gozar de los vientos enaltecedores o ponderativos de bienestar, paz y tranquilidad, en un entorno de la democracia funcional, republicana y participativa.
El bienestar, las libertades públicas, el arte, la erudición y la riqueza le pertenece al pueblo en calidad de derechos inalienables.
La semilla de la amistad y el afecto tienen que rendir sus frutos en todos los países del mundo, aún en las porciones o fragmentos más apartados.
Hay que disminuir los repertorios, índices o catálogos de putrefacción. La lucha implacable contra la corrupción y sus raíces debemos erradicarlos empleando los procedimientos, muestras e indicativos señalados en las leyes en vigencia. Implacable cárcel o prisión para los corruptos sin distinción o consideración de ninguna naturaleza.