Durante su homilía de este domingo, el padre Carlo Magno Núñez ofreció un mensaje centrado en la importancia de la misericordia divina y en la necesidad de dejar de buscar culpables para evadir responsabilidades personales.
Su reflexión se basó en el pasaje evangélico sobre la mujer sorprendida en adulterio, instando a los fieles a imitar el perdón y la compasión de Jesús.
El perdón como reflejo de la naturaleza divina
En su homilía, el sacerdote destacó la misericordia de Dios al recordar que, aunque Jesús tenía el poder de juzgar, eligió perdonar.
“Dios conoce nuestros pecados, incluso los más ocultos, y solo espera que nos acerquemos a Él para recibir su perdón”, expresó.
A su vez, subrayando que la actitud de Jesús, al perdonar a la mujer adúltera, refleja la verdadera naturaleza de un Dios lleno de gracia.
Crítica a la tendencia de evadir responsabilidades
Aprovechando su reflexión, el padre Carlo Magno dirigió una crítica a la tendencia nacional de buscar culpables para justificar la evasión de responsabilidades.
“En nuestra Honduras, constantemente buscamos señalar a otros en lugar de reconocer nuestras propias faltas”, lamentó.
De esa forma, haciendo un llamado a asumir nuestras responsabilidades para poder vivir en verdad y reconciliación.

El perdón como camino de renovación
El padre continuó su homilía recordando que el perdón de Dios no es solo un acto aislado, sino el inicio de una vida nueva.
“El Señor nos renueva con su gracia cuando nos arrepentimos de corazón”, dijo, citando al apóstol Pablo: “Todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo”.
Subrayó que este proceso de transformación requiere de constancia y un compromiso diario con los valores cristianos.
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Un llamado a la reconciliación
Para concluir su homilía, el sacerdote hizo un fuerte llamado a los fieles a acercarse al sacramento de la confesión, donde, según explicó, Dios borra nuestros pecados con su infinita misericordia.
“No hay pecado tan grande que no pueda ser perdonado. Dios espera un arrepentimiento sincero”, concluyó, invitando a la comunidad a vivir el perdón como un acto de renovación espiritual.