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lunes, abril 21, 2025

Idealismo, inclusión y controversia en París 2024

La antigua Grecia es, efectivamente, una de las principales fuentes de nuestra civilización moderna. La influencia de la filosofía griega se extiende a la política, la idea de un Estado ideal basado en la democracia. Las historias de los dioses y héroes griegos han perdurado a lo largo del tiempo y continúan siendo una fuente rica de inspiración. Los Juegos Olímpicos originales se celebraron por primera vez en Olimpia, Grecia, en el año 776 A.C. Estos juegos fueron parte de un festival religioso en honor a Zeus, el dios principal del panteón griego. Se celebraban cada cuatro años y consistían en varias competiciones atléticas como carreras, salto de longitud, lanzamiento de jabalina y lucha.

Los Juegos Olímpicos modernos fueron revividos en 1896 por el Barón Pierre de Coubertin, quien se inspiró en los antiguos juegos griegos. La primera edición moderna se llevó a cabo en Atenas, Grecia, y desde entonces, los Juegos Olímpicos se han convertido en un evento internacional que se celebra cada cuatro años.

En esta ocasión, los franceses son los anfitriones de esta celebración que reúne a deportistas de diferentes países. La inauguración, desde mi perspectiva, devolvió la esperanza de un mundo fundamentado en la fraternidad, la igualdad y la libertad. En esta apertura se dio lugar al arte, el pensamiento y la multiculturalidad. Se llevó a cabo en el histórico Río Sena, fue una mezcla de producción audiovisual y espectáculos presenciales, donde se hizo uso de la tecnología, incluyendo la realidad aumentada.

Los Juegos Olímpicos cumplen una función muy importante: buscar los puntos que nos unen como humanidad. En esta ocasión se puede evidenciar que las mujeres fueron representadas como nunca antes. Se practicó la equidad, y en este evento se hizo justicia a las mujeres que por siglos han sido invisibilizadas. Como narra la reportera de la revista Vogue: “No negaré que se me escaparon varias lágrimas al ver surgir las esculturas de todas esas mujeres, pues en ese momento caí en cuenta —una vez más—, de que formo parte del género que fue completamente invisibilizada en todo el mundo, y de cuya importancia histórica se empezó a hablar hace apenas unas décadas (y solo en algunos países). Verlas emerger a la luz del día en un país repleto de estatuas masculinas fue, por decir poco, conmovedor.”

De esto poco se ha dicho, pero ese día fueron develadas 10 estatuas dedicadas a mujeres francesas como un reconocimiento al aporte que hicieron en diversos campos. Se les considera las “10 heroínas doradas». Es interesante conocer el aporte de cada una de ellas. Olympe de Gouges, la “gran revolucionaria”, defendió la igualdad de género en derechos como el voto, el trabajo, el ejército y la educación. Alice Milliat luchó por la inclusión de mujeres en el deporte de élite, haciendo posible su participación en los Juegos Olímpicos París 2024. Gisèle Halimi, abogada franco-tunecina, fue una figura clave en el feminismo francés. Simone de Beauvoir, con su obra El segundo sexo, fue fundamental para la filosofía feminista. Paulette Nardal, primera mujer negra en la Sorbona, promovió el acceso femenino a la educación y las artes. Jeanne Baret, botánica que descubrió más de 6,000 especies de plantas disfrazada de hombre, porque no estaba permitido a las mujeres hacer este tipo de trabajos. Louise Michel alzó la bandera negra, símbolo del anarquismo. Christine de Pizan, filósofa y feminista occidental, escribió La ciudad de las damas, una de las primeras obras feministas. Alice Guy Blaché fue la primera directora de una película de ficción, sentando bases en el cine. Simone Veil, ministra de Sanidad y presidenta del Parlamento Europeo, defensora de los derechos de la mujer.

El idealismo estuvo presente, solo escuchar la interpretación de “Imagine” de John Lennon en medio de un mundo tan polarizado devuelve por unos instantes la esperanza de construir un mundo donde se respete la vida y la dignidad humana. El Río Sena, con un piano que parecía estar en llamas, fue el escenario de un recorrido histórico, recordando la decapitación de la Reina Antonieta como el inicio de un nuevo episodio para Francia y el mundo: la república.

La irreverencia también tuvo su momento, lo que parecía una representación de deidades mitológicas, como Dionisio en un festín, rodeado de figuras que reflejaban la diversidad, muchos creyentes lo interpretaron como una referencia a La última cena de Leonardo da Vinci, lo que llevó a los organizadores del evento a ofrecer disculpas a los ofendidos. Este incidente muestra la importancia de respetar las creencias religiosas y evitar la ridiculización o los mensajes ambiguos. Según algunos especialistas en arte, esta escena recordaba más a la pintura Banquete de los dioses de Carlo Bellosio (1840), que muestra a los dioses griegos celebrando en el Monte Olimpo. Me pregunto qué habría ocurrido si ese malentendido hubiese involucrado a los creyentes del islam.

Los Juegos Olímpicos deben seguir siendo una oportunidad para que prevalezcan los valores universales de fraternidad, igualdad y respeto, promoviendo un diálogo continuo sobre nuestra historia compartida y las lecciones que aún debemos aprender.

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