De acuerdo con el rastreador de servicios públicos PowerOutage.us, más de 382,000 hogares y negocios en Luisiana quedaron sin suministro eléctrico.
Asimismo, otros 61,000 se encuentran en la misma situación en Misisipi.
Las autoridades locales informaron de árboles caídos, líneas eléctricas derribadas y daños en viviendas, aunque no se reportaron víctimas.
Las fuertes lluvias continúan siendo una amenaza, con acumulaciones previstas de hasta 250 mm en áreas de Alabama y el Panhandle de Florida.
El NHC advirtió sobre el riesgo de inundaciones, subrayando que, aunque la tormenta ha perdido fuerza, «no se debilita desde la perspectiva de la lluvia», según explicó Jamie Rhome, subdirector del centro.
Zonas afectadas
En Morgan City, una de las zonas más afectadas de Luisiana, el jefe de bomberos, Alvin Cockerham, describió la situacion «peor de lo que esperaba».
Por su parte, el gobernador de Luisiana, Jeff Landry, anunció el despliegue de la Guardia Nacional para asistir en las operaciones de emergencia.
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Mientras tanto, el presidente Joe Biden declaró el estado de emergencia, lo que permitirá una asistencia federal rápida a las áreas afectadas.
Las declaraciones de emergencia emitidas por los gobernadores de Luisiana y Misisipi también facilitarán recursos adicionales para la recuperación.
Francine es solo el más reciente de los huracanes que han golpeado Luisiana, una región acostumbrada a enfrentar desastres naturales de gran magnitud.