Ingrid García, una hondureña naturalizada estadounidense, se enfrentó a una situación inesperada al intentar regresar a Estados Unidos junto a su hijo de 13 años tras unas vacaciones en Honduras.
A pesar de tener la custodia completa del menor, las autoridades migratorias hondureñas le negaron la salida del país debido a un requisito legal que exige el consentimiento de ambos padres, incluso cuando uno de ellos no tiene contacto con el menor.
La separación forzada entre madre e hijo ha generado una gran angustia en Ingrid, quien ha luchado por encontrar una solución a esta situación.
A pesar de presentar todos los documentos necesarios para demostrar su custodia exclusiva, las autoridades hondureñas se han mantenido firmes en su posición, argumentando que la ley debe cumplirse al pie de la letra.
La ley hondureña y sus implicaciones
El Código de la Niñez y la Familia de Honduras establece que los menores de edad necesitan el consentimiento de ambos padres para salir del país.
Esta medida, aunque tiene como objetivo proteger a los niños, ha generado una serie de dificultades para familias como la de Ingrid, quienes se encuentran en situaciones excepcionales.
La abogada de inmigración Andrea Santiago explicó que este tipo de casos son comunes cuando las leyes de un país entran en conflicto con las circunstancias particulares de una familia.
En estos casos, las personas suelen buscar el apoyo de sus representantes políticos y de organizaciones no gubernamentales para encontrar una solución.
Un llamado a la acción
La historia de Ingrid ha generado conmoción y ha puesto en evidencia las dificultades que enfrentan muchos migrantes al tratar de reunirse con sus familias.
Este caso también plantea interrogantes sobre la flexibilidad de las leyes migratorias y la necesidad de adaptarlas a las realidades sociales cambiantes.
Ante esta situación, Ingrid ha iniciado una campaña para concientizar sobre su caso y buscar el apoyo de las autoridades hondureñas y estadounidenses para poder reunirse con su hijo lo antes posible.
Además, ha contactado a su congresista local para solicitar su intervención.
La historia de Ingrid García es un recordatorio de los desafíos que enfrentan muchas familias migrantes y de la importancia de buscar soluciones humanitarias y flexibles a problemas complejos.
Con información de Univsion