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Honduras
domingo, abril 20, 2025

¿Exaltación?

A falta de iniciativas que ofrezcan una dramática mejoría a la angustiosa calamidad
que sofoca a tanta gente, muchos de los cuales, agarran el tortuoso camino migratorio en busca de algún futuro, la ocurrencia en la campaña política, así de sencillo, es trastear los símbolos nacionales.

Específicamente, borrar, cambiar o tirar a la basura alguna estrofa del Himno Nacional.

Se les antoja interpretar que los muertos de los versos del poeta Coello –“por defender ese emblema divino, marcharemos, ¡oh Patria!, a la muerte”, y el otro pedacito que dice: “serán muchos Honduras tus muertos, pero todos caerán con honor”– se refiere a la ola del crimen y de la delincuencia que azota inclemente varios rincones de la geografía territorial.

Bajo ese peregrino criterio bien harían, entonces, proponer el disparate en alguna cumbre política hemisférica: El himno guatemalteco en su coro contiene la siguiente frase: “Libre al viento tu hermosa bandera, que a vencer o a morir llamará”.

Argentina: “Coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir. O juremos con gloria morir. O juremos con gloria morir”.

El coro del himno de Paraguay: “Paraguayos, ¡República o muerte!”.

El de Colombia: “¡Independencia! Grita, el mundo americano; Se baña en sangre de héroes, la tierra de Colón”. “Y escombros de la muerte desprecian su virtud”.

El de México: ¡Guerra, guerra sin tregua al que intente de la patria manchar los blasones! ¡Guerra, guerra!

Los patrios pendones en las olas de sangre empapad”. “Antes, Patria, que inermes tus hijos bajo el yugo su cuello dobleguen, tus campiñas con sangre se rieguen, sobre sangre se estampe su pie”.

“¡Patria! ¡Patria!, tus hijos te juran exhalar en tus aras su aliento, si el clarín con su bélico acento los convoca a lidiar con valor. ¡Para ti las guirnaldas de oliva! ¡Un recuerdo para ellos de gloria! ¡Un laurel para ti de victoria! ¡Un sepulcro para ellos de honor!”.

El de Chile: “Sean ellos el grito de muerte que lancemos marchando a lidiar”. “O tu noble, glorioso estandarte, nos verá, combatiendo, caer”. “Dulce Patria, recibe los votos con que Chile en tus aras juró que o la tumba serás de los libres, o el asilo contra la opresión”.

Uruguay: “Orientales la Patria o la tumba”. “¡Libertad, o con gloria morir!”.

El de Cuba conocido como la Bayamesa: “No temáis una muerte gloriosa, que morir por
la patria es vivir”.

Y saliendo del entorno regional, uno de los himnos más bellos del mundo, la Marsellesa: “¡A las armas, ciudadanos! ¡Formad vuestros batallones! ¡Marchemos, marchemos! ¡Que
una sangre impura empape nuestros surcos!”. (Fin de citas). Para no entrar en polémica, consultamos a la Inteligencia Artificial sobre ese criterio de la inteligencia común y corriente, y esto respondió la Chat-GPT: “La presencia de las palabras “muertos” o “morir” en los himnos nacionales de distintos países no solo es significativa, sino que también responde a una lógica histórica, cultural y simbólica muy profunda”.

“En muchos de estos himnos, la idea de morir por la patria se presenta como el máximo acto de amor y sacrificio”. “Esta exaltación del sacrificio heroico no es casual, sino parte de una narrativa épica que busca inspirar sentimientos de patriotismo, unidad y valentía”.

“La inmortalidad del héroe caído: Muchos himnos –continúa explicando la IA– convierten a
los que “mueren por la patria” en inmortales. La muerte no es el fin, sino una forma de trascender en la memoria histórica y formar parte de la identidad nacional”.

Y ofrece como ejemplo el himno de Honduras: “Por guardar ese emblema divino marcharemos ¡Oh Patria! a la muerte; generosa será nuestra suerte si morimos pensando en tu amor”. “La muerte no es un destino trágico, sino un acto voluntario”.

“La frase “morimos pensando en tu amor” transforma la muerte en un sacrificio amoroso, casi religioso”. “De este modo, la patria se convierte en una entidad sagrada por la cual
el sacrificio se justifica”.

(Y en aquella ocasión, esta fue la conversación de cierre: La virtud –entra el Sisimite– no está en solo recitar estrofas de un himno o desentonar cantándolo sino en la dimensión de lo que cada cual haga por honrar la Patria.

Son los testimonios del diario vivir. Sí, con hechos y conducta se enaltece la memoria de nuestros ilustres antepasados. Nadie se llame a engaño que absurdas mutilaciones cosméticas servirán para cambiar las malas actitudes. -Lo que sí –interviene Winston– es motivo de reclamo, es que le claven otro azul a la bandera y no el color azul turquesa de los mayas, cual es su naturaleza.

LA TRIBUNA continuó con su campaña de conciencia ciudadana a modo que la Bandera Nacional recobrase su genuino color de identidad. Incluso el periódico en las vísperas de celebrarse el bicentenario de la independencia, cambió el color de sus logos y de los fondos de su página digital, al azul turquesa de la bandera.

El actual gobierno ordenó hacer el cambio oficial reivindicando el decreto legislativo No. 7 del 16 de febrero de 1866).

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