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domingo, abril 20, 2025

Encuentro y bendición

Cuando uno se decide en realidad a dar el paso de transformar la propia vida en algo mejor, en ser alguien mejor, esa es la mejor lucha y lo que provocará el mejor encuentro. Siempre, al final del año, nos vienen recuerdos, la nostalgia ataca por todos los flancos, y más por los que ya no están y podrán más compartir la mesa, las anécdotas, las risas y hasta las preocupaciones. Sin embargo, siempre, como humanos, en el fondo tenemos el sentido de la trascendencia, por supuesto que eso es para aquellos que lo deseen, nadie está obligado a cambiar solo porque sí, más bien es el sentimiento que debe invadir por el deseo interno de querer mejorar la vida propia y el entorno.

Hoy que concluimos el 2022, la incertidumbre es lo que más predomina debido a las experiencias del año que ya se extingue, pero no podemos quedarnos estáticos, paralizados, porque sí podemos mejorar todo y eso comienza en casa, en el ranchito de allá en la montaña, en la galera donde se elabora el queso y la mantequilla en zonas más escondidas de nuestros campos, en las labranzas y en el cuido de los animales. Precisamente, así, la gente humilde es la elegida, es el relato evangélico del encuentro de los pastores con el recién nacido Rey del Universo, en medio de la misma humildad y hasta de la precariedad de haber sido rechazados en los mesones (o cuarterías).

No queda dudas que la bendición será instantánea, salir a buscar al recién nacido, encontrarlo y recoger las bendiciones, pero cualquiera se puede preguntar dónde hallarlo. Es muy fácil, más sencillo de lo que se pueda uno imaginar. Está en el perdón dentro de la familia, allí está el humilde pesebre, está en las cavilaciones antes de cometer un acto de corrupción y no hacerlo, allí está la verdad y la bendición.

Comenzará el 2023, llenos de expectativas, con la elección de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia, la llegada de la CICIH y otros eventos que marcarán la pauta del rumbo de nuestro país. Sí, de acuerdo, también esperamos que se mejore la economía, pero la verdadera respuesta debe ser después de haber caminado, de ir a encontrar al recién nacido en aquel humilde pesebre y recibir las bendiciones en el plano personal para ser reproducidas en el plano social, comunitario.

En medio de tan excesiva información, datos, cifras, noticias, redes sociales, los berrinches de los ricos y famosos y demás, debemos enterarnos que son cosas triviales, banales que no repercuten en el verdadero vivir del hondureño. Eso ahí se queda, en ese enredijo de cristal de silicio de los aparatos electrónicos, pero mientras tanto, la vida está ocurriendo, está pasando delante de nuestros ojos.

Empecemos bien el año, sepamos darnos cuenta, como hondureños, que necesitamos de la bendición de Dios, pero para lograr eso se necesita apresurar el paso, salir a su encuentro, postrarse delante de él, reconciliarnos, buscar la justicia y la paz, y todo lo demás nos vendrá por añadidura.

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