Paleontólogos descubrieron un fósil único en el desierto de Gobi, Mongolia, debido a la conservación intacta de una garra.
La vaina de queratina, que recubría la garra, reveló que esta era mucho más larga que los huesos subyacentes, alcanzando casi 30 centímetros.
«Esta es, por mucho, la garra más grande que se conserva de un dinosaurio con esa vaina queratinosa», afirmó Darla Zelenitsky, paleontóloga de la Universidad de Calgary.
Nombrado Duonychus tsogtbaatari en honor al paleontólogo mongol Khishigjav Tsogtbaatar. «Duonychus» significa «dos garras» en griego.
Pertenecía a los terizinosaurios, un grupo de terópodos herbívoros u omnívoros, a diferencia de depredadores como el Tyrannosaurus rex.
Medía aproximadamente 3 metros de altura y pesaba alrededor de 260 kilogramos.
Sus garras curvas le permitían alcanzar vegetación y agarrarse a ramas de hasta 10 centímetros de diámetro.
Se recuperaron partes fosilizadas de la columna vertebral, la cola, las caderas, los brazos y las piernas.
El fósil fue descubierto por el Instituto de Paleontología de Mongolia.
Aunque no eran depredadores, las garras pudieron haber servido para defensa o exhibición.
«No eran cazadores, pero podían defenderse con esas garras. Eran grandes y muy afiladas», explicó la investigadora.
La mejor comparación con los dedos del Duonychus sería la de los perezosos.
Los terizinosaurios tenían garras largas adaptadas para manipular plantas, llamados los «dinosaurios ‘Eduardo Manostijeras’».
«Pero este es único porque tiene solo dos vainas en cada una de sus garras gigantes, por lo que realmente parecen pinzas de gran tamaño que podrías usar para hacer una barbacoa”, comentó Steve Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo.
Solo unos pocos grupos de dinosaurios tenían dos dedos, siendo el Tyrannosaurus rex el más conocido.
Los terizinosaurios como el Duonychus tsogtbaatari dependían de sus garras como parte esencial de su estrategia de alimentación.