Existe mucho talento en nuestro querido país. Recientemente, leí con profunda admiración sobre una adolescente de Intibucá que ganó el primer lugar en las olimpiadas de Astronomía y Astronáutica. Según el periódico Presencia Universitaria que edita la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, “Rosa Valentina Castillo Manueles, quien es estudiante del Instituto Departamental Santo Tomás de Aquino (Camasca, Intibucá), fue galardonada con la presea de oro, por obtener el mayor puntaje en el Nivel Básico de la I Olimpiada Hondureña de Astronomía y Astronáutica efectuada por la Facultad de Ciencias Espaciales (FACES) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).” Como lo relata la noticia, la joven promesa de Honduras dijo “sentirse emocionada y agradecida por la experiencia. Me esforcé mucho y me siento agradecida por la oportunidad que la UNAH nos dio de poder participante en este importante evento.”
¿Cuántos hondureños conocemos dónde está Camasca, Intibucá? Rosa Castillo, además de poner en alto su nombre, ha puesto en el mapa de Honduras a su comunidad. Gracias a esta joven por destacar y llenarnos de esperanza, de que los hondureños podemos alcanzar las metas inimaginables.
Este logro me hace reflexionar sobre los padres que proporcionan casi todo a sus hijos: computadoras, iPhones, educación bilingüe, y se preguntan cómo una niña de un contexto tan vulnerable puede alcanzar tal éxito. Cuando observo situaciones donde personas con todas las oportunidades no logran triunfar académicamente, recuerdo el sabio refrán: «Lo que natura no da, Salamanca no lo otorga», pero hay que profundizar más este tema, quizás amerita realizar una investigación científica.
Nuestro Creador ha sido generoso con Honduras, dotándonos de una naturaleza increíble: bosques, ríos y mar. Muchos países desearían tener esta riqueza natural. Países como los árabes e Israel, que no poseen estos recursos, han tenido que construir su camino hacia el progreso, demostrando que, con planificación y esfuerzo, es posible avanzar.
En Honduras, el problema no radica en la falta de recursos naturales, ni de personas talentosas, sino en la falta de visión y voluntad política para aprovecharlos. Las políticas públicas a menudo están orientadas hacia el beneficio de unos pocos, en lugar de buscar el bienestar colectivo. Es esencial que los líderes políticos adopten una visión a largo plazo, que no solo contemple el crecimiento económico, sino también el desarrollo humano integral.
La educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier nación. Sin embargo, en Honduras, la educación pública sigue siendo deficiente. Las escuelas carecen de los recursos necesarios y los maestros no reciben la formación adecuada, ni los recursos. Invertir en educación debe ser una prioridad nacional, pues solo así podremos formar a ciudadanos capaces de enfrentar los desafíos del futuro.
Los jóvenes hondureños tienen un enorme potencial creativo y deben ser incentivados a desarrollar nuevas ideas y proyectos. Es fundamental invertir en carreteras, puertos, aeropuertos y tecnología de comunicación para facilitar el comercio y la integración del país en la economía global. La corrupción es uno de los principales obstáculos para el desarrollo en Honduras. La lucha contra la corrupción debe ser una prioridad, y esto solo se logrará si hay un compromiso genuino de todas las partes involucradas, desde el gobierno hasta la sociedad civil.
Honduras posee el potencial para brillar. Los que ostentan el poder en este país, necesitan dejar a un lado la parsimonia y la falta de acción, aprendiendo de nuestros jóvenes talentosos, dándoles alas y abriéndoles puertas. Solo así podremos escribir un nuevo capítulo en nuestra historia, uno de progreso y desarrollo inclusivo.