Sesenta y cinco años después de haber llegado al poder el castrismo aún no ha encontrado la forma de sortear el bloqueo norteamericano.
Falta de imaginación o, por el contrario, abundancia de imaginación al mantener vivo un enemigo al cual pueden culpar de sus propios fracasos.
En esos 65 años un país asiático peleó una guerra de frente contra los USA y, para sorpresa de todos, venció. Vietnam ganó la sangrienta guerra que el invasor norteamericano le impuso para tratar de evitar que el comunismo se asentara.
Bien, Vietnam ganó, el comunismo triunfó después de infringir una derrota a los USA que costó -sólo a ellos- más de 50 mil vidas y millones a civiles vietnamitas.
Los triunfadores establecieron un gobierno unipartidista (el comunista) pero inteligentemente soltaron las fuerzas del mercado, dejaron a la población desarrollar sus habilidades comerciales e industriales y, además, en lugar de guardar un inútil resentimiento, muy pronto empezaron a negociar con su anterior enemigo quien se convirtió en un gran socio comercial, proveedor de turismo y divisas.
Sorpresa? No debería haberla, Vietnam es un país con un gobierno comunista pero abierto totalmente a la libre empresa, al igual que China.
Cuba, que tuvo una lucha interna para botar un dictador (Fulgencio Batista) allá por 1959, aún sigue culpando al bloqueo norteamericano del hambre y todos los problemas económicos que ha padecido el pueblo desde la llegada de Fidel al poder.
En 65 años no han encontrado una fórmula mágica como Vietnam y otras naciones que les permita “liberarse” de la explotación. La lucha de Fidel fue interna, jamás ni él ni nadie en Cuba ha disparado una sola bala contra los USA.
Lo que sí ha abundado es palabrería barata, discursos repetidos una y mil veces sobre “el imperio norteamericano, que explota a los pueblos del mundo” y verborrea parecida.
El bloqueo -si bien es cierto existe- no les impediría comerciar, exportar e importar de otros países, lo que sucede es que Cuba no tiene mucho que exportar y tampoco divisas para importar.
Pero el bloqueo no es el responsable de que en Cuba sólo exista un periódico, desde luego propiedad y totalmente afín al gobierno. Tampoco de que todos los medios de comunicación están controlados por el Estado.
Y, mucho menos, que el bloqueo impide que la casta militar que domina Cuba sea propietaria de hoteles de lujo donde los extranjeros pagan precios altísimos y los empleados cubanos que les sirven reciben el salario mínimo de ocho dólares con cuarenta y dos centavos (en 2024) mensuales.
Tampoco el bloqueo es responsable de la suciedad y descuido, al borde del derrumbe de lo que una vez una bella ciudad colonial; la Habana se cae en pedazos a vista y paciencia de las autoridades.
La prostitución de jóvenes y adultos de ambos sexos, una de las razones por las cuales Fidel emprendió la “lucha revolucionaria”, es cosa común. Un servidor sexual puede ganar en una cita lo que el cubano regular gana en dos meses. ¿Lo saben las autoridades? Claro que sí, muchos se encuentran entre sus clientes.
El verdadero bloqueo que padece Cuba, sus dirigentes me refiero, es mental, padecen de un entendible bloqueo mental que les impide ver para otro lado que no sea aquél que les permita conservarse en el poder, mantener la dictadura de más larga duración en el mundo, todo a costas de privaciones y sufrimientos de la gente.
Otra cosa que no se debe al bloqueo norteamericano es la dinastía que gobierna el país.
Cuando Fidel -presidente de por vidafinalmente murió, heredó el poder a su hermano Raúl quien, también de dedo, eligió a su sucesor, el actual presidente -Díaz Canel que, sin duda, llegado el momento, lo pasará a quien más le convenga personalmente y al partido, nada que ver con el pueblo cubano.
Cuba no pertenece al pueblo cubano, tampoco a ningún imperio (China, Rusia o los USA), Cuba es propiedad de la familia Castro, ese es el verdadero bloqueo que tiene al pueblo sumido en la miseria desde hace 65 años.
Somos pocos los comentaristas que -de vez en cuando, cada vez menos- volvemos la vista hacia Cuba y su pobre pueblo.
El mundo se acostumbró -y parece haberse olvidado- de lo que sucede en la isla, a nadie le importa ya -excepto a cubanos en Cuba y en el exilio- hay otras cosas a las cuales poner atención en el mundo real, un mundo de gente libre que avanza hacia un futuro tecnológico y económico sin paralelo ni precedente y del que también Cuba está bloqueada por decisión de sus “revolucionarios” dirigentes.