El papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano y una de las figuras religiosas más influyentes del siglo XXI, falleció esta mañana a las 7:35, hora de Roma, tras sufrir un derrame cerebral que derivó en coma y fallo cardíaco irreversible, según informó el Vaticano.
“A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”, anunció visiblemente conmovido el cardenal Kevin Farrell desde la capilla de la Domus Santa Marta, residencia del Papa en la Ciudad del Vaticano.
Francisco, de 88 años, padecía una enfermedad pulmonar crónica desde joven, cuando le fue extirpada parte de un pulmón.
El pasado 14 de febrero fue ingresado en el Hospital Gemelli con una grave crisis respiratoria que se convirtió en neumonía bilateral. Pasó 38 días hospitalizado, en la que fue su estadía más larga en 12 años de pontificado.
En un último gesto de fuerza y fe, el Papa salió del hospital para presidir la bendición del Domingo de Resurrección, el 20 de abril, desde la logia central de la Basílica de San Pedro, la misma desde donde fue presentado al mundo el 13 de marzo de 2013.
A pesar de su delicado estado, bendijo a miles de fieles congregados en la plaza y se reunió brevemente con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.
Un testamento de humildad
Según reveló el Vaticano, el papa Francisco dejó instrucciones claras en su testamento: deseaba ser enterrado en una tumba sencilla en la Basílica de Santa María la Mayor, un gesto final de coherencia con su vida marcada por la austeridad, la humildad y el compromiso con los más necesitados.
Un papado transformador
Durante su pontificado, se acercó a los migrantes, denunció las injusticias del sistema económico global, promovió la protección del medio ambiente, y tendió la mano a la comunidad LGBTQ+.
Sin embargo, también enfrentó fuertes críticas, especialmente desde sectores conservadores de la Iglesia.
En 2018, enfrentó una de sus mayores crisis con su respuesta inicial al escándalo de abusos sexuales clericales en Chile, lo que reavivó un debate global sobre la transparencia y rendición de cuentas dentro de la Iglesia.
El papa de la pandemia
Uno de los momentos más icónicos de su liderazgo fue durante la pandemia de COVID-19. En una Plaza de San Pedro completamente vacía, el Papa oró solo por el mundo, diciendo: “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados… todos necesitados de confortarnos mutuamente”.
El mundo rinde homenaje
Desde todos los rincones del planeta, líderes y fieles expresaron su dolor por la partida del pontífice.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, escribió: “Desde Buenos Aires hasta Roma, el papa Francisco quiso que la Iglesia llevara alegría y esperanza a los más pobres… Que esta esperanza lo sobreviva para siempre”.
En Roma, banderas ondean a media asta y multitudes se congregaron espontáneamente en la Plaza de San Pedro, donde esta tarde se rezó el Rosario como primera conmemoración pública.
El adiós y la transición
Con la muerte del Papa se inicia el ritual del luto papal: primero se permitirá a los funcionarios del Vaticano presentar sus respetos en la capilla de Santa Marta, y luego el cuerpo será trasladado a la Basílica de San Pedro para ser venerado por el público.
Se celebrará un funeral solemne antes del cónclave que elegirá a su sucesor.
Johann Xavier, un peregrino australiano que esperaba ver al Papa en su visita, resumió el sentir general: “Nos devastó a todos. Él era esperanza, fe viva, y una luz en estos tiempos inciertos”.
Francisco se va, pero deja una huella imborrable como el papa de los humildes, el reformador, el pastor incansable que desafió a una Iglesia milenaria a mirar al mundo con compasión y valentía.