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lunes, abril 21, 2025

El sexo y las cosas por su nombre

La propuesta no es tocar el tema de la sexualidad y dejemos que sean los especialistas quienes aborden eso o previa consulta a los conocedores. Lo que sí podemos ir leyendo en nuestra realidad es que ya se está implantando de manera cultural (ya que allí está ocurriendo una guerra) para diferenciar el “sexo” suplantando el término con la palabra “género”. Esa es la cuestión, y eso quiere reemplazar a la naturaleza.

El ser humano nace hombre o mujer, con raras excepciones clínicas donde ocurren anomalías cromosómicas en el momento de la concepción o alguna alteración física durante el embarazo, un medicamento o cualquier otro factor desconocido que causan esos síndromes como el pseudohermafroditismo masculino que implica la presencia de una conformación anormal de los genitales externos, no acorde con el sexo genético, son individuos con cariotipo XY, cuyas gónadas están constituidas por testículos, y los genitales externos son generalmente femeninos al momento del nacimiento.

En cambio, el femenino presenta condiciones clínicas como la forma genital que se caracteriza por el desarrollo exagerado del clítoris, que se manifiesta desde una simple hipertrofia, en un principio, para transformarse en órgano parecido a un pene acodado, posteriormente el capuchón del clítoris es exuberante y los labios mayores hipertróficos forman rodetes que estrechan la hendidura vulvar. Al separar estas últimas formaciones se aprecia una cavidad en donde desembocan la uretra y la vagina, o bien, un sistema genital externo cerrado; la vagina parece desembocar más arriba que lo habitual. Eso es lo anormal desde el punto de vista científico.

Lo normal son los sexos: masculino y femenino. No hay más. Al suplantar la expresión, vemos que la sociedad se va ablandando hasta convertir a sus ciudadanos en mujeres que más bien luchan por asesinar seres humanos con el aborto y débiles hombres afeminados que son incapaces de proponer cambios positivos en función de las expectativas de consciencia social, de paz y desarrollo. No estamos diciendo que carezcan de inteligencia, al contrario, en las personas que tienen una autopercepción equivocada de su sexualidad indudablemente les sobra talento, pero en la mayoría de los casos mal encauzado.

Los hondureños también debemos sacar a la palestra de discusión estos temas que parecen tabú, pero realmente, poco a poco, como las termitas, van deconstruyendo los esquemas de pensamiento para colocar encima nuevas premisas y que por demás son falsas. A eso se les llama falacias, conceptos que reemplazan lo derecho por lo torcido. “Sexo” es una cosa natural, “género” es la autopercepción adquirida con la cultura o porque simplemente así es como parece. Por eso hasta en documentos públicos de sistemas de salud y educación en la casilla que debería decir “sexo” se puede leer “género”. Eso es muy peligroso para nuestra sociedad y las consecuencias ya las tenemos en ciernes.

Las organizaciones sociales deben ir viendo esto y pararlo, es una sustitución e implantación, es una colonización del pensamiento y los hondureños debemos salir al paso porque si no, ya se pueden ir viendo cosas que jamás imaginamos a la manera de Sodoma y Gomorra, ¿o no?

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