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lunes, abril 21, 2025

El azul maya

Cuenta la historia, y recientes hallazgos arqueológicos, que el color azul era parte de la cultura maya, se dice, que se usó desde siempre en ritos, vestimentas, pinturas y murales como los descubiertos en Bonampak en Chiapas México. El color tenía un significado muy importante, estaba relacionado con la divinidad y con lo más sagrado del individuo: la vida.

Cuando los españoles llegaron a estas tierras después del año 1492 d.C., una de las cosas que más sorprendieron a los ibéricos fueron los colores… ¡la viveza de éstos!, y la forma en la que los naturales de estas tierras los utilizaban en su día a día. El uso permanente del color azul resultaba intrigante para los conquistadores, ya que, en Europa del Este era difícil de obtener y muy preciado. El azul ultramarino (no el que encontraron) era obtenido del lapislázuli, además era increíblemente caro y difícil de fabricar; el producto para más complicaciones se debía importar desde Afganistán; pero encontraron otro color más vistoso en América.

Al otro lado del Atlántico, el azul maya (llamado yax en la mayoría de las lenguas mayas), era un tono creado al teñir una arcilla mineral blanca (palygorskite, llamada sak lu’um «tierra blanca» por los mayas yucatecos) más una porción de índigo (hojas de la planta indigofera), que posteriormente se calentaba a temperaturas entre 150 y 200 °C para formar un pigmento duradero y estable; y con múltiples usos… El color azul maya se utilizaba desde tiempos pretéritos, algunas estimaciones consideran que comenzó a utilizarse durante el período preclásico tardío, sobre los años 300 a.C. y el 300 d.C.

Fue hasta mediados del siglo XX que los arqueólogos entendieron que los mayas habían inventado un color azul tan resistente y brillante siglos antes de la conquista. Lo que más ha causado admiración es la técnica empleada en su elaboración. Lo que también sorprende a los investigadores y artistas, es la excelente calidad que presenta en pintura, ya que es casi indeleble, resistente a la luz, al calor y a la corrosión. Gracias a estas propiedades, el azul maya siguió siendo utilizado en toda Mesoamérica, tlaxcaltecas, mayas y aztecas tenían conocimientos similares sobre del uso de este color.

Hay muchos relatos sobre el color azul y muchas pruebas de su uso ancestral… Fray Diego de Landa en su Relación de las Cosas de Yucatán relata: “A las víctimas de las ceremonias religiosas se les untaba el cuerpo desnudo con esta tintura… llegado el día (del sacrificio), juntábanse en el patio del templo y si había esclavo de ser sacrificado a saetazos, desnudábanle en cueros y untábanle el cuerpo de azul poniéndole una corona en la cabeza … Además, se realizaban ceremonias para pedir al dios Itzamná por un buen año de lluvias y alimentos, en esta ceremonia, los mayas embadurnaban de color azul las escaleras de los templos… continúa relatando Landa en el texto citado: “Hecho esto con su devoción acostumbrada, untaban el primer escalón del montón de las piedras con lodo del pozo (cenote) y los demás escalones con betún azul y echaban muchos sahumerios e invocaban a los chaces (chac dios de la lluvia) y a Itzamná con sus oraciones y devociones, y ofrecían sus presentes”.

El color azul añil o índigo como se conocería, empezó a explotarse en nueva España durante los siglos XVII y XVIII las exportaciones del añil mayoritariamente desde El Salvador tenía varios destinos en Europa. Las rutas eran diversas, desde Jamaica hasta España para terminar en Bristol, Reino Unido, donde intermediarios judíos sefarditas lo comercializaban, otra ruta era desde Puerto Cortés en Honduras del que salían cacao, tabaco y añil con destino a España. Es sobre el año 1840, cuando empieza la caída en las exportaciones de este producto en el área, debido a la aparición de los textiles sintéticos en el mercado… es en ese momento, cuando el añil o índigo empieza a desaparecer de las rutas comerciales hacia Europa y se procede a su progresiva sustitución por el café.

La planta del añil, también conocida en náhuatl como xiuhquilitl, está presente desde siempre en los textiles autóctonos mesoamericanos y no ha dejado de usarse para el tiente de telas de algodón de los naturales del área. El Salvador impulsa la reactivación del añil por ser un cultivo apto para suelos degradados y laderas. Además, este tinte ofrece las posibilidades de generar valor agregado por medio de actividades artesanales, contribuyendo a la actividad económica de cientos de familias. Esta forma de rescate del patrimonio histórico y cultural salvadoreño; es una buena noticia.

Ahora bien, “el oro azul” no murió, la planta base de este espectacular color “azul maya” sigue existiendo y se sigue utilizando con un nuevo brillo y con aplicaciones novedosas. El repudio por lo sintético está dando lugar a una nueva consciencia sobre el consumo de lo natural.

En los últimos años, el interés por el añil natural ha resurgido, en parte debido a su uso sostenible en la industria textil y su menor impacto ambiental en comparación con los tintes sintéticos. Además del uso en textiles, también se utiliza en la producción de tintas, pinturas y cosméticos. Este renacimiento no solo nos recuerda la rica historia del añil, sino también la increíble historia de los mayas. ¡El color azul maya, debe de ser considerado patrimonio cultural regional! Los mayas miraban todo a color… ¡fueron unos adelantados!

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