La historia del papa Francisco no puede entenderse sin el deporte, especialmente el fútbol. Desde sus días como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, hasta su papado en el Vaticano, el pontífice argentino ha mantenido viva su pasión por el club San Lorenzo de Almagro, equipo que marcó su infancia y acompañó su camino espiritual.
Hijo de un jugador de baloncesto del club, el pequeño Jorge creció entre la misa dominical y las visitas al legendario Gasómetro, donde nació su amor por la camiseta azulgrana.
Nunca fue uno más y siempre fue uno de los nuestros. Cuervo de niño y de hombre… Cuervo como sacerdote y Cardenal… Cuervo también como Papa…
Siempre transmitió su pasión por el Ciclón: cuando iba al Viejo Gasómetro para ver al equipo del 46, cuando confirmaba a Angelito… pic.twitter.com/nVc8fWC9wi
— San Lorenzo (@SanLorenzo) April 21, 2025
Su devoción fue tal que su carnet de socio, el número 88535N-0, siempre tuvo la cuota al día, incluso después de convertirse en Papa en 2013.
Apenas un año después de su elección como Sumo Pontífice, San Lorenzo ganó la Copa Libertadores por primera vez en su historia.

Para celebrar el título, una comitiva encabezada por el presidente Matías Lammens, el técnico Edgardo Bauza y varios jugadores viajó al Vaticano. Le entregaron una réplica del trofeo y una camiseta con su nombre, sellando el vínculo entre fe y fútbol.
Un balón como herramienta pastoral
Más allá de su fanatismo, el papa Francisco siempre ha valorado al deporte como un “lenguaje universal” y una herramienta misionera.
“El deporte en la comunidad puede ser una gran herramienta para ayudar a cada persona a ser mejor y conocer a Jesucristo”, dijo en 2014, ante cientos de atletas reunidos en la Plaza de San Pedro.
En distintas ocasiones, utilizó el fútbol como analogía para predicar valores cristianos: jugar en equipo, rechazar el egoísmo, y competir con respeto.
En un encuentro con las selecciones de Argentina e Italia, previo a un amistoso, prometió “jugar un partido honesto en el campo en el que Dios me puso”, emocionando a Lionel Messi hasta las lágrimas.
Entre santos y futbolistas
Para Francisco, los deportistas comparten algo con los santos: “Conocen la fatiga, pero no les pesa”, expresó en una entrevista en 2021.
Sin embargo, no fue complaciente con el mundo del deporte. En varias oportunidades, criticó la comercialización excesiva y la cosificación de los atletas, advirtiendo que “pierden la verdadera alegría de jugar”.
Su visión crítica no se limitó a lo institucional. Con Diego Maradona, ídolo argentino y mundial, tuvo tres encuentros entre 2014 y 2016.

El Papa distinguió entre el talento del “Diez” y su lado humano: “Era un poeta en el campo de juego y un hombre frágil”, dijo tras su muerte.
Aun así, Maradona demostró admiración genuina. En 2014, participó en el “Partido por la Paz”, organizado por el Papa.
Allí, le regaló una camiseta argentina con su firma y pronunció una frase que dio la vuelta al mundo: “El papa Francisco es más grande que Maradona”.

Un mensaje para el mundo
El compromiso de Francisco con el deporte también alcanzó los Juegos Olímpicos. En 2025, con vistas a París, deseó que la competencia “una pacíficamente a personas de diferentes culturas”.
A los atletas paralímpicos les agradeció por ser símbolo de inspiración y esperanza para quienes enfrentan dificultades.
Ya sea desde el papamóvil o desde el altar, el papa Francisco ha demostrado que la pasión por el deporte puede convivir con la fe.
Su vida es testimonio de que el fútbol, cuando se juega con el corazón, puede ser también una forma de evangelizar.
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