La nueva versión en acción real de Blanca Nieves, dirigida por Marc Webb y protagonizada por Rachel Zegler y Gal Gadot, se ha convertido en una de las apuestas más controvertidas de Disney en los últimos años.
Desde su anuncio, la película ha enfrentado críticas, controversias políticas y una recepción dividida tanto del público como de la crítica.
A pesar de los esfuerzos del estudio por defender su visión moderna del clásico de 1937, los resultados han sido agridulces.
Disney estrenó Blanca Nieves el 21 de marzo con expectativas moderadas, en medio de una campaña publicitaria debilitada por la polémica y una reducida exposición mediática.
Aunque el tráiler oficial superó los 11.8 millones de visualizaciones en YouTube, la respuesta del público ha sido tibia.
La asistencia a la alfombra roja fue reducida y el despliegue promocional estuvo lejos de los estrenos habituales de Disney, anticipando posibles problemas en taquilla.
Hasta ahora, la recaudación no ha sido un desastre, pero tampoco alentadora. Aunque la cinta ha recuperado parte de su inversión, su desempeño está muy por debajo del de otras adaptaciones live-action como La Bella y la Bestia o Aladdin.
La controversia en redes sociales ha afectado su rendimiento y muchos analistas la consideran un título decepcionante con una difícil proyección internacional debido a su carga política.
Las controversias han rodeado a Blanca Nieves desde su anuncio, en gran parte por las posturas políticas de sus protagonistas.
Rachel Zegler ha sido criticada por sus comentarios sobre la administración de Donald Trump y su apoyo a la causa palestina, lo que ha generado reacciones polarizadas entre el público estadounidense.
Además, sus declaraciones sobre la película han generado molestia entre los seguidores más conservadores de Disney.
Por su parte, Gal Gadot ha sido cuestionada por su postura en el conflicto entre Israel y Palestina.
La actriz israelí ha manifestado abiertamente su apoyo a Israel tras los ataques del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás, lo que ha provocado llamados al boicot de la película por parte de activistas pro-palestinos. Estos debates políticos han opacado su participación en el filme.
A pesar de las controversias, Disney mantiene la esperanza de que la película pueda superar la polarización y atraer al público familiar.
Situaciones similares ocurrieron con La Sirenita y Mulan, que también enfrentaron debates políticos, pero lograron una taquilla considerable.
La gran pregunta es si Blanca Nieves podrá sortear estos obstáculos y convertirse en un éxito global.
En cuanto a la crítica, el consenso es claro: Blanca Nieves no es el desastre absoluto que algunos anticipaban, pero tampoco brilla dentro del repertorio de remakes de Disney.
Los elogios se centran en la interpretación de Rachel Zegler y en la música, mientras que aspectos como la dirección y el guion han sido catalogados como genéricos, caóticos o mediocres.
El intento de modernizar el clásico ha dejado a la película en un punto intermedio, sin lograr un equilibrio entre el respeto por la versión original y una actualización efectiva.