En su discurso de victoria, Donald Trump puso énfasis en la fortaleza militar y la seguridad nacional, pero hizo hincapié en la paz como su prioridad.
“Queremos un ejército fuerte y poderoso. Y lo ideal sería que no tuviéramos que usarlo”, afirmó, subrayando su visión de una política exterior disuasiva, orientada hacia la no intervención.
Trump también desmintió las críticas que lo acusan de ser un líder inclinado a iniciar conflictos.
Aclaró: “Dicen que quiero empezar guerras, no es verdad, quiero detener las guerras”.
Con esto, Trump intenta proyectar una imagen de firmeza y autocontrol, argumentando que durante su mandato anterior no se inició ninguna guerra, lo cual considera una prueba de su compromiso con la paz.
En un discurso prometió abordar temas como la migración, la economía, la seguridad fronteriza y la independencia energética, en una línea más conservadora.
Su discurso fue optimista y agresivo en cuanto a la restauración del control y la «sanación» del país tras el período de administración demócrata.
Algunas de sus declaraciones más destacadas fueron:
- «Vamos a sanar el país» – Trump llamó a recuperar un país que, según él, ha sufrido bajo la administración demócrata.
- «Vamos a cerrar las fronteras» – Insistió en su promesa de mejorar la seguridad fronteriza y regular la inmigración, una política que ya había impulsado en su primer mandato.
- «Somos el país con más petróleo» – Trump prometió incentivar la industria de combustibles fósiles, distanciándose de políticas de crisis climática.
- «Queremos un ejército fuerte y poderoso» – Reiteró la necesidad de una defensa sólida.
- «Vamos a reducir los impuestos» – Prometió reducir la carga fiscal, aunque su enfoque podría afectar a los ingresos más bajos, según algunos análisis.
La victoria de Trump subraya el papel crucial de estados como Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte, que resultaron ser decisivos en su regreso al poder.