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sábado, abril 19, 2025

De todo hay

Henos aquí una vez más a nadita de Navidad. Cuesta creer que pase tan rápido el tiempo
por estos días.

Si parece que fue hace poco que escribía sobre el día de los Santos Inocentes pero no, eso fue hace ya un año y en un parpadeo estaremos en 2025.

Por más que sea ya una costumbre y de tanto tiempo, no deja de sorprender el
alboroto que provoca esta época de año, el movimiento de la gente que hace de todo para que esa cena sea especial, diferente a cualquier otra.

Los que serán anfitriones se encargan de dar mantenimiento a la casa y decorarla. También se aseguran de que la comida esa noche sobreabunde, de los regalos resguardados bajo el árbol, la ropa de todos para la ocasión, etcétera.

Los que visitarán hacen los arreglos necesarios para llegar a esa noche.

Algunos estarán cerca, otros conducirán largas distancias, otros que compran sus pasajes de avión con meses de anticipación y los que pagarán una fortuna por hacerlo a última hora.

Desafortunadamente, asimismo sabemos de los que no podrán reunirse con
su gente esta vez, por mil y una razones… no se podrá.

Y como “de todo hay en la viña del Señor”, lo que pasa por la mente de cada uno puede ser tan diferente, el objetivo final de celebrar la fecha tan distinto, porque es que mientras que para algunos lo más importante reside en que todo luzca bien para la fotografía que será publicada en sus redes sociales, otros piensan más bien que es una gran ocasión para reunir a la familia que tal vez no ha podido hacerlo durante todo el año.

Otros aprovechan la ocasión para hacer una verdadera fiesta, algunos en cambio, han dejado de ocuparse del asunto y se irán a la cama muy temprano el próximo 24.

Pero también los hay quienes preparan todo un programa familiar para recordar el nacimiento de Jesús y lo que significó y sigue significando para el género humano semejante acontecimiento.

Cuando ya se piensa propiamente en esto, no puede uno sino alegrarse leyendo sobre los sucesos de ese entonces y hasta imaginarse por ejemplo como fue esa visita que una encinta y emocionada María le hizo a Elizabeth al enterarse de que a pesar de saberse que no podía concebir y que además era de avanzada edad, estaba embarazada también.

Elizabeth que era esposa de un sacerdote llamado Zacarías, también ya entrado en años, sería la madre de Juan, el hombre que bautizaría a Jesús.

Si la estadía de María fue de aproximadamente tres meses en casa de ellos que, por cierto eran sus parientes, no es difícil imaginarse las largas conversaciones de ambas mujeres.

Deben haber estado maravilladas con el destino que les había tocado y que
ellas habían aceptado de muy buena gana. De alguna manera sabían que sus hijos harían cosas de suma importancia, para el bien del mundo entero.

Eso debe haberse sentido bien. Entonces y si prestamos atención, son
esas personas (las que se reunirán con el fin de recordar y agradecer los eventos de hace poco más de dos milenios) las que más tranquilas y sonrientes andan por estos días, porque desde ya, las envuelve las sensaciones de paz y júbilo que significa celebrar el nacimiento de tan importante ser.

Emy James
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
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