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sábado, abril 19, 2025

De paseo

¿Cuándo fue la última vez que decidió dar un largo paseo, de esos que no llevan un destino fijo? ¿Y, sobre todo, es esta una costumbre suya, caminar solo por caminar? Si sus respuestas son positivas a estas preguntas, me atrevería a decir que su expectativa de vida es mayor, mucho mayor que la de la gente que contestaría de manera negativa a esta cuestión.

Desde hace mucho tiempo ya, que salir a dar un paseo es un hábito bien instalado en buena parte del europeo promedio. Antes del siglo XVI “vagabundear” por ahí estaba mal visto, hasta que ya no, y, es más, se convirtió casi que en un arte el andar las bulliciosas calles londinenses, las parisinas y las napolitanas, por mencionar solo algunas cuantas.

Y bueno, si tenemos en cuenta lo delicioso que es mientras paseamos tener a la vista al majestuoso Big Ben, al Támesis, los Campos Elíseos o el Vesubio, desde luego que se puede adoptar la costumbre, sin problema alguno. Flanerie le llaman los franceses al arte de caminar sin rumbo.

Y ha quedado plasmado en gran cantidad de pinturas de diversos artistas europeos (échele un vistazo a “En el Boulevard” de Jean Beraud y verá de lo que le hablo), así como en las páginas de muchos escritores que sabían apreciar el beneficio de una buena caminata al aire libre.

Pero esto no se limita a aquella parte de nuestro planeta, ciudades como Nueva York, Boston, Las Vegas, Nueva Orleans y tantas otras son famosas por darle la oportunidad tanto al flaneur profesional y al amateur también, de practicar tan aconsejable costumbre.

Y si nos encontramos un poquito más abajo en el mapa, recordemos esos malecones que se han construido en algunas ciudades de nuestro país (esos donde su nombre destaca en letras grandes) que son bastante propicios para un paseo.

Tampoco olvidemos que son cada vez más (muy afortunadamente) los parques de los que disponemos y si no pues ya de perdida como popularmente decimos, “darle una vuelta a la colonia”, solo por el placer de hacerlo. Insisto, muy aconsejable.

¿Y por qué? porque además de encantador y entretenido, dar un paseo puede resultar ser muy tranquilizador. Y si no me cree, la próxima vez que sienta que sus nervios estallan, pruebe salir a dar una ronda por ahí, seguramente le sentará mejor que darle a la pared, romper media vajilla, gritarle a quien no es o meterse a insultar en las redes.

Si ya de por sí está ampliamente comprobado que movernos nos alarga la vida, el hacerlo en forma de paseo le da un toque divertido y un efecto tranquilizador que nuestra mente tiende a apreciar, siempre.

Emy James
Emy James
Emy James, psicóloga y Máster en Educación, escritora a nivel profesional. Trabaja en teatro y radio y es también docente.
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