La semana mayor terminó y algunos en esos días pusieron en pausa los temas pendientes, quizás con la esperanza que este principio de abril traiga un aire diferente. Pero, al comenzar la rutina, te das cuenta que las cosas no han cambiado y viene el sentimiento expresado en la canción de Guillermo Anderson, que dice:
Pesa a veces la vida y el hombre desespera,
Pesa el pesar y pesa la dicha que no fue,
Y la esperanza musita: «Espera, espera, espera»;
Y el corazón cansado responde: «¿Para qué?»,
¡Cuando yo sea grande!, Oh frase verde y fresca,
Que florece en los labios cuando principia abril,
Cuando yo sea grande, espera, espera, espera;
Y la niñez se pierde prendida al porvenir.
Es totalmente aceptado mantener la esperanza, sin embargo, hay puntos de no retorno, hay personas, lugares y situaciones en donde se debe identificar el fin, el cierre de un ciclo laboral, ruptura de una relación, cambio de ciudad o país, cierre de un emprendimiento, etc. Debes estar atento a las señales que se te presentan, como, por ejemplo, esa sensación de cansancio, hastío, que te sientes perdido, sin dirección alguna, cuando sientes que te alejas cada vez más de lo que eres o de lo que quieres ser, si pasas de mal humor, si te enfermas constantemente, preocupado, triste, con sensación de incomodidad y desconexión la mayor parte del tiempo, si haz intentado resolver los mismos problemas una y otra vez, si te sientes estancado, como si no avanzaras hacia ningún lado, puede que sea el tiempo de hacer algo diferente o definitivamente soltar.
Si esta semana vas a usar la frase “tenemos que hablar”, enumeramos algunos consejos de cómo abordar esos temas que algunas veces dejamos guardados debajo de la almohada, ocultos en nuestro pensamiento, temas que son tan evidentes, pero no pronunciables. Te recomendamos:
1.- Elegir un ambiente neutral. Cuando tenemos que dar alguna mala noticia a alguien, lo ideal es que sea un ambiente indiferente, que no tengamos un vínculo emocional ligado a este lugar, por ejemplo, elegir calles por donde no circulamos, lugares donde es muy raro estar, etc., con el fin que no quede un recuerdo doloroso anclado en un lugar que frecuentamos.
2.- Practicar las ideas antes. Es necesario que tengas un plan para poder abordar un tema incómodo, buscar la forma adecuada, sana de poder trasmitir el mensaje, practica un plan A, B, C, los que sean necesarios, para poder abordar de manera inteligente el asunto.
3.- Comienza con un toque de empatía. Po ejemplo decir “lo que te tengo que decir no es nada fácil, no puedo imaginar lo que vas a sentir, pero confío en que podrás asimilarlo, es necesario que sepas que…” Este matiz hace que la otra persona tenga unos segundos para prepararse mental y emocionalmente para lo que dirás, pero no te alargues en ello.
4.- Sé directo. Con mucho tacto, pero puntual, concreto, sin andar por las ramas, sin culpar y quizás asumiendo la responsabilidad necesaria.
5.– Escucha activamente. Tendrás que contestar preguntas, sé receptivo y analicen juntos el asunto tratando de resolver algunos puntos poco claros o malentendidos.
6.- Concluye de manera despejada. Algunas conversaciones pueden terminar siendo agobiantes, interminables, en donde salen a relucir cosas del pasado, así que, si puedes, da una conclusión clara del contenido del mensaje y pide que te retroalimenten para comprobar que el mensaje haya recibido adecuadamente.
7.– Suerte. La necesitas para tener el valor de iniciar esa conversación que has pospuesto desde hace mucho y también necesitas suerte para poder dar a entender el mensaje correcto con la intención más sana para ambos.
EL QUE BUSCA LA VERDAD, CORRE EL RIESGO DE ENCONTRARLA.
Manuel Vicent.