Columna de opinión por: Sergio A. Membreño Cedillo
Académico y ensayista
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@SergioAMembreo1
Recientemente recibí un regalo invaluable de parte de Óscar Lanza Rosales: un libro, escrito por ese reconocido profesional y analista, denominado “Las historias y enseñanzas de un emprendedor”.
Biografía de Benjamín Membreño Marín. Recomiendo la lectura de la biografía de Benjamín Membreño Marín no únicamente por su aporte significativo a través múltiples iniciativas, sino porque en el actual momento de Honduras, ausente de líderes con compromiso, de visión de país y enorme voluntad de servicio a la patria, constituye un legado que debe ser atesorado y mostrado a la hondureñidad, especialmente los jóvenes, invitándoles a soñar y construir.
En esta breve columna no puedo expresar los logros del Ing. Membreño, detalladas con conocimiento a través de las 414 páginas del libro en referencia. Sin embargo, destaco las características sobresalientes del Ing. Membreño: Visión, liderazgo y servicio. Su proyección de vida no es posible definirla sin el valor que le otorgaba a la familia como un núcleo central. Su hijo “Benjamín decía que su padre era un gran motivador”. Pág. 47.
Pero también valoraba a su familia. “Los hermanos Membreño Marín fueron muy unidos y a todos sus descendientes se les inculcó la unidad familiar. Para ellos la familia era primero”. Pag.33
En su largo recorrido destacan que fue el primer ministro de Agricultura y Ganadería. Aportó a una época de oro en los Boys Scouts de Honduras, al gremialismo y la ANDI, el desarrollo de instituciones como el Centro Cooperativo Técnico Industrial (CCTI) y su obra fundamental: EDUCREDITO, institución que financió los estudios a connotados profesionales.
Otra iniciativa visionaria emprendida por el Ing. Membreño fue la creación del Centro de Estudios Políticos y Sociales “Juan Manuel Gálvez”, denominado CEPS. En este ejemplo surgen nuevamente la visión y el deseo de servicio.
Dice Lanza Rosales en el libro: “El padre de la idea, el ingeniero Benjamín Membreño Marín, quería que fuera un centro de estudios que genera conocimientos y propuestas, un centro neutral y perdurable que no se matriculara con ningún partido… un centro que contribuyera a que los líderes políticos abandonarán la formación política tradicional y que las personas con mayor capacidad de entendimiento de la realidad nacional regional y mundial ocuparán posiciones de poder” pág. 389.
Esa visión del ing. Membreño contrasta con la realidad del siglo XXI cimentada en el caudillismo, la corrupción y la incapacidad, en esencia, el sectarismo que no formaron parte de su pensamiento ni acción.
Aclaro por mi apellido, que no somos parientes. Pero conocí al Ing. Membreño, mientras fungí voluntariamente como coordinador de Investigación Macroeconómica en el CEPS. Recuerdo una de las conversaciones que sostuve con él, su consejo fue: estudia más. Consejo que tomé al estudiar mi postgrado en la Universidad de Pennsylvania.
El Ing. Membreño Marín constantemente animaba a los jóvenes a seguir formándose, en su visión él vislumbraba ese retorno de esa diáspora académica y productiva para el desarrollo del país. Contrario a lo que va trascurrido del siglo XXI que ha producido una emigración muy grande en Honduras, en la que los jóvenes estudiantes no desean regresar al país porque carecen de oportunidades laborales.
El Ing. Membreño en su forma de ver al país fue un constructor del sueño hondureño. Una reflexión oportuna es si el Ing. Membreño Marín tuvo aspiraciones políticas mayores, como ser Presidente de la República, recordemos que fue el primer secretario de Agricultura y Ganadería a la edad de 35 años, y antes subsecretario del Ministerio de Fomento, Obras Públicas y Transporte, ello bajo la administración del Gobierno de Juan Manuel Gálvez 1949-1954 que como nos indica Lanza Rosales “ fue excepcional, de los mejores del siglo XX y probablemente de los mejores en la historia de Honduras, un gobierno progresista que hizo mucho por el desarrollo de nuestro país, un presidente que gobernó para todos sin excepción y permitió la conciliación y confraternidad de la familia hondureña” pág. 62.
Finalmente, él aportó con visión y liderazgo por el país dejando un legado para Honduras que es necesario valorar, especialmente los jóvenes, profesionales y la familia. Podemos afirmar que Benjamín Membreño Marín fue un hombre para todos los tiempos.